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¿A qué edad se detecta un talento deportivo y de qué manera se puede desarrollar mejor?

A la hora de hablar de deporte formativo es inevitable relacionarlo con dos aspectos importantes. Por un lado, a qué edad se puede detectar a un potencial atleta de alto rendimiento, y por el otro cómo los entrenamientos y el desarrollo deportivo se puede complementar con las obligaciones estudiantiles de los niños y jóvenes, tomando en cuenta que la gran mayoría se rige bajo el sistema de la jornada escolar completa que impera hace más de una década en Chile.

En el primer tema, cada vez es más pronto cuando se puede saber si un niño o niña tiene condiciones para el deporte, aunque en una primera instancia lo ideal es alentarlos a que desarrollen sus capacidades físicas, sus habilidades, sin encasillarlos en una disciplina en particular. Este proceso trae de la mano lo segundo: una vez que ya se encamina en un deporte, con proyecciones de alto rendimiento, de qué manera su entrenamiento puede complementarse con sus deberes académicos, que muchas veces les toman sólo en la jornada de clases, sin considerar tareas, trabajos o estudio para pruebas, gran parte del día.

Ello se dificulta aún más para quienes son seleccionados chilenos, pues en el modelo actual la mayoría de las concentraciones y entrenamientos se realizan en Santiago. En ese panorama, inevitablemente se llega a una encrucijada: o se cambia el formato de enseñanza escolar o bien se termina la práctica deportiva de alto rendimiento.

Lo explican los mismos protagonistas. Para quienes consiguen logros trascendentes a nivel regional, nacional o internacional, es pregunta obligada el cómo consiguen convivir con los estudios. En ese contexto, tanto entrenadores como atletas hacen hincapié en la importancia del apoyo de los establecimientos educativos: colegios o liceos que permitan que sus alumnos entrenen en horarios establecidos, que les den facilidades al momento de entregar trabajos y rendir evaluaciones, o que tengan profesores especialistas que sean guías para su trabajo físico, marcan la diferencia.

Pero eso no es todo. Una política estatal que proyecte al deporte como un eje verdaderamente relevante puede significar un cambio estructural para que el éxito de niños y jóvenes no sea únicamente gracias al apoyo de su colegio o la influencia familiar, quienes son en la actualidad el principal sustento económico de este tipo de carreras.

Muchas horas de colegio

Así, asoma por ejemplo el debate en torno al sistema escolar de modalidad jornada completa que rige a la gran mayoría de establecimientos educacionales del país. Creada en 1995 e implementada dos años después, tenía como objetivo aumentar la cantidad de horas semanales que los estudiantes pasaban en sus centros de estudio. Serían, de este modo, 38 horas para alumnos de educación básica y 42 para los de enseñanza media.

Los profesionales del deporte son críticos con el actual contexto chileno. Según explican, tiene gran responsabilidad en el bajo número de competidores de alto rendimiento que genera nuestro país, pese a la riqueza en talento que existe. Desde su perspectiva, la intención era también poner foco especial en actividades deportivas y artísticas durante el día, pero aquello no se ha cumplido.

“En Chile no se condice la jornada escolar con hacer deporte. Son muchas horas de colegio, demasiadas como para facilitar la atención del chico en el deporte. Jornadas largas y extensas hacen que cuando vaya a practicar deporte, su nivel de atención no sea el óptimo. Tenemos chicos que hasta las 5 de la tarde están en el colegio, entonces es difícil tener la energía suficiente como para poder dedicarse a hacer un deporte”, dice Jorge Facchini, jefe de la rama de vóleibol de Deportivo Alemán.

Raúl Umaña, entrenador de balonmano a nivel escolar y también del programa Promesas Chile, afirmó que “la jornada es la peor que tenemos para un deportista. Es tremendamente extendida y no aporta en nada. No aporta en mejores resultados académicos ni una mejor preparación deportiva. El tema más profundo es que en la génesis de la jornada escolar completa se apostaba a tener actividades extraprogramáticas y eso varió a mejorar resultados académicos, pero no se ha logrado ni lo uno ni lo otro. Yo creo que es tiempo que las autoridades evalúen nuevamente su utilidad, porque va en contra del desarrollo personal del niño, acortando tiempo de descanso, ocio, entrenamiento o cualquier otro tipo de actividad. Para mí, hoy en día, se tornó más en una guardería”.

En esa línea, agregó que “que las autoridades deben evaluar nuevamente la utilidad de esta jornada porque va en contra del desarrollo personal del niño, acortando tiempo de descanso, ocio, entrenamiento o cualquier otro tipo de actividad. Para mi, hoy en día, se tornó más en una guardería. Yo creo que ya es tiempo”.

Gualberto Mesa, entrenador de canotaje, aseguró que “la jornada completa ha sido la lápida para el deporte a nivel nacional. Debería ir direccionada en más deporte, en más cultura, en actividades diferentes a la malla curricular tradicional. No puede ser que un chico esté todo el día en clases, salga a las 17 horas y de ahí se vaya a entrenar, imagínate en invierno. Esto nos ha pasado la cuenta a todas las disciplinas deportivas, incluso en el fútbol se fue la generación dorada y no hay recambio. Llevamos 14 años con esta jornada completa y nos ha pasado la cuenta”.

Por ello, Mesa indicó que “este modelo hay que cambiarlo. Hoy, por ejemplo, la droga se ha normalizado, los jóvenes están en ese flagelo. Si se hace una encuesta, de los 14 años en adelante la mayoría ha probado algún tipo de droga. Si no le ofrecemos otro tipo de actividades, deportivas y culturales, más allá de lo académico, la sociedad va en una decadencia peor de la que está. Hay una deserción escolar brutal, y va todo en esa línea”.

Margarita Masías, atleta y docente de Educación Física a nivel escolar, comentó que “la jornada escolar completa es factor, pues no da el tiempo ni descanso suficiente. Muy pocos colegios se enfocan en las tardes en otro tipo de actividades, y darles más clases perjudica el entrenamiento invisible, que es el descanso y la alimentación, y también el entrenamiento físico. Por eso, cuando ya se ve que alguien tiene condiciones y quiere enfocarse en el alto rendimiento, debe buscar un establecimiento que le permita entrenar de buena forma”.

¿Hay una edad clave?

El proceso formativo de escolares-deportistas requiere de especialistas que sepan acompañar a niños y adolescentes en diferentes áreas. Eso sí, al parecer llega un punto en que los ojos expertos pueden visualizar a una futura estrella. ¿Qué hay de cierto? ¿Es posible proyectar o asegurar el éxito de un deportista en el contexto de hoy?

Para Umaña, “va a variar un poco según el deporte. Claramente uno, entre los 13 y 14, puede visualizar ciertas características que indican que el chico o chica puede ser proyectable para el alto rendimiento. Sin embargo, hay muchas variables que van a influir a esa edad. Ya entre los 15 y 16 uno podría apostar a que un deportista pudiera estar enfocándose en el alto rendimiento”.

Facchini, en cambio, manifestó que “uno no puede hoy, especialmente en los adolescentes y por los tiempos que nos atraviesan, aseverar si ese deportista va a ser exitoso. Pero sí puede cultivar en el día a día el hábito de una práctica continua y comprometida. Ahora bien, no todos llegan a la competencia y no todos quieren llegar a la competencia. Estar en el alto rendimiento implica sacrificio y tener ciertas habilidades mentales para llevar adelante la presión. Para mirar si un deportista puede llegar alto, no solo hay que mirarlo a él, sino también a su entorno: estabilidad, orden y apoyo familiar”.

“El talento siempre existe y va a existir en las personas. Todos tienen más o menos, pero no alcanza hoy para proyectar un rendimiento. El 0,1% es talento y el 99,9% es desarrollo, talento fabricado, esfuerzo, se le puede poner cualquier nombre. Aquel chico que tenga capacidad de ser sistemático y de pensar que el éxito no está en la competencia sino en el proceso, es aquel que perdura. He visto un montón de jugadoras talentosas a los 14 años y que a los 18 dejaron de jugar, por lo que fueron superadas por aquellas que en su momento no estaba tan latente su talento pero, gracias al trabajo, perduraron en el tiempo y destacaron más”, añadió.

 

Texto: R. Cárcamo / C. Cortez

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