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Historia repetida

Una nueva cosecha y la historia se repite. Los viñateros del Valle del Itata vuelven a sufrir por las distorsiones de un mercado extremadamente concentrado, que puso un piso de 50 pesos por el kilo de uva País y Moscatel de Alejandría, lo que ni siquiera alcanza a cubrir los costos de producción. De hecho, en comparación a la temporada anterior, el precio se redujo a la mitad.

Los propios viñateros y autoridades comunales han exigido la intervención del Estado ante un problema que ya es crónico, y que no solo afecta a los productores del Valle del Itata, sino que también del Maule.

El problema efectivamente es de larga data y los intentos por demostrar una eventual colusión de parte de los poderes compradores en la fijación de los precios han fracasado. El último se hizo en 2014, en el primer Gobierno de Sebastián Piñera y la respuesta del propio ministro de Agricultura de la época, Luis Mayol, fue que no existía colusión, sino que el comportamiento del líder, al fijar los precios de compra, lo que es seguido por los demás compradores. Es lo que se denomina “liderazgo en costos” en la economía, en que un comprador es tan importante que muchos de los que compran, luego le venden al líder.

A lo anterior se suma la oferta extremadamente atomizada del Valle del Itata, donde hay cerca de 4 mil productores de uva vinífera con un promedio de 2,5 hectáreas plantadas cada uno. En ese sentido, el único camino para obtener una mejor rentabilidad, es avanzar en la cadena de producción. Y eso no es ningún misterio, pues los saben los expertos, lo saben las autoridades, lo sabe el Indap y los Prodesal, los saben las viñas medianas que han comenzado a vinificar y lo saben los pequeños productores.

El Valle del Itata es una zona rezagada en muchos aspectos, y es por lo mismo que hace tres años se puso en marcha un programa que ahora se llama Zona de Oportunidades y que considera un trato especial para las nueve comunas que existen en ese territorio que tiene los más altos índices de pobreza y los más bajos niveles de acceso a servicios básicos de toda la nueva Región.

Pero además, es una zona patrimonial, ya que en ella se encuentran las tradiciones centenarias asociadas al cultivo de la uva. En el Valle del Itata se concentra el 80% de las viñas de la Región, el 56% de los cultivos de secano del país y el 90% de las plantaciones de cepas Cinsault y Moscatel de Alejandría en Chile.

Frente a este escenario, poco puede hacer la autoridad para dar una solución inmediata. Es un problema de mercado y aparentemente, no hay prácticas que vulneren la libre competencia que se puedan sancionar, razón por la cual el Gobierno debe contribuir a dar una solución de largo plazo, de manera más enérgica y efectiva que como se está haciendo hasta ahora.

La vinificación es la respuesta para muchos, y para muchos otros pequeños, puede ser mejor la asociatividad o sencillamente vender al vecino antes que a uno de los grandes poderes compradores, con la posibilidad de obtener un mejor precio. Pero esta tarea no la va a hacer el mercado, ya no la hizo, esta tarea debe ser encabezada por el Estado, y hoy tiene las herramientas y los recursos para hacerlo.

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