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“Volveré al club cuando me necesite, Dios quiera que sea así”

Luciano Vázquez llega raudo del entrenamiento a su casa en un sector exclusivo de Doha, Qatar y se conecta con el programa “Dimensión Deportiva” para hablar de su presente, futuro y un viejo amor: Ñublense.

El único jugador en la historia del Rojo, que ha sido goleador en Primera División, milita en el fútbol de Medio Oriente hace cuatro años y defiende la camiseta del Al Markhiya, club que tras 96 días de cuarentena por la pandemia del Covid-19, volvió hace poco más de dos semanas a entrenar en horario vespertino porque Qatar en pleno verano es un infierno.

“Es increíble la temperatura que hay acá, estamos con 45, 46, 48 grados, con una humedad tremenda, la verdad es que hace difícil entrenar, no así los partidos porque jugamos con aire acondicionado, pero el día a día se hace pesado, el cambio de aire se hace duro. El Mundial de Qatar será en noviembre o diciembre y ahí la temperatura debería aflojar bastante, bordeando los 30 a 31 grados, que si bien caluroso, no es lo que estamos viviendo ahora”, cuenta de entrada el “Tiburón”.

Luciano vive con su esposa e hija en Doha, una ciudad que lentamente intenta adaptarse a la nueva normalidad.

Sueña con volver

Con 35 años, el otrora goleador del Rojo revela que su condición física y futbolística está intacta, pero que echa de menos volver a jugar en Sudamérica, especialmente Ñublense, club en el que dejó una profunda huella entre el 2013 y el 2014.

“Quiero volver al club para ayudarlo, cuando me necesite, de la misma forma que me fue a buscar a Argentina cuando no me conocía, cuando estaba en un equipo chico de la B Metropolitana como Flandria, y se supone que ahora que me conoce que fui aprobado en el club, debería ser distinto. Esa siempre ha sido mi duda, me lo he preguntado y me lo voy a preguntar hasta el final si tengo la posibilidad de volver, que ojalá Dios quiera sea así, de lo contrario el cariño con la gente estará siempre”, confiesa el atacante que se transformó en artillero del fútbol chileno con 25 goles.

“Nunca tuve una diferencia económica con Ñublense. Hubo algunas diferencias en su momento, pero creo que fue positiva mi transferencia a Qatar y Ñublense me ayudó a crecer, no nos debemos nada, jamás pretendería ganar allá lo que gano acá. Lo mío es un deseo”.

Vázquez inicia su quinto año en Medio Oriente, donde sufrió para adaptarse y por lo que quiso regresar, pero reconoce que en Qatar el fútbol no se vive como en Sudamérica.

“Eso uno extraña del fútbol sudamericano. El contagio en el vestuario es con la mirada, acá cuesta mucho”.

Costumbres

Luciano revela que ha hecho amistades de Europa, con jugadores y también los argentinos como Gabriel Mercado. “Hacemos comidas y respetamos las costumbres, los locales comen con la mano y en el piso, pero cuando estoy con ellos sí lo hago y ellos han comido asado en mi casa, pero para ellos es raro tener contacto con una mujer, pero es una linda conexión”.

El artillero trasandino, admirador del goleador uruguayo, Luis Súarez, “por sus goles, garra y entrega”, y quien reconoce que en Chile, los técnicos Carlos Rojas y Pablo Abraham le ayudaron a brillar, recalca que mantiene intacto sello futbolístico. Que rechazó ofertas de Curicó Unido y otro club de la Primera B, porque su único deseo es volver a Chile, pero para volver a jugar en Ñublense.

“Espero estar ahí, es mi deseo, el de mi señora y mi hija, que la llevaba chiquita al estadio, cuando estaba recién nacida. Me gustaría volver para radicarme en Chillán donde fui muy feliz”, sentencia antes de irse a descansar en el caluroso Doha.

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