La pandemia y sus riesgos de contagio, obligaron a las autoridades a crear nuevas sedes para sufragar en todo Chile, con el propósito de evitar demasiada movilidad, y generar espacios más amplios para los votantes.
De esta manera se dispuso de 94 locales en las 37 circunscripciones electorales desplegadas a lo largo de las 21 comunas. Esto significa un aumento de un 34% respecto del último proceso de 2017, cuando las elecciones presidenciales y parlamentarias contaron con 70 locales en el territorio.
Mientras que en la comuna de Chillán, por ejemplo, se aumentó de 19 a 29 los centros de votación, este año en otras comunas de las tres provincias de Ñuble debutaron nuevas circunscripciones electorales en Buchupureo, Cobquecura; Ranguelmo, en Coelemu; y una en Coihueco.
Habrá que tener en cuenta que, históricamente, nunca ha sido fácil dar para quitar y prueba de ello es que tanto los delegados de estos nuevos puntos de votación, como los propios asistentes, alabaron la medida y pidieron mantenerla de forma permanente para toda elección venidera.
Por ejemplo en Buchupureo, localidad en la que pasadas las 17.00 horas se podía contar a muchas más personas en la playa que en la escuela, centro de votación frente a la plaza central, la vecina Paulina Moya destacó que la medida “era muy necesaria porque tenemos muchos vecinos de la tercera edad que necesariamente tenían que desplazarse hasta Cobquecura, donde es menos expedito que lo que estamos viendo ahora”.
Destacó planteó que de no haberse habilitado a la escuela como local de votación, “dudo que hubiese participado la misma cantidad de personas, porque con esto de la pandemia estamos sin locomoción, y la gente no se iba a arriesgar a acudir donde hay más gente”. En consecuencia, resuelve que “es lógico que esto debería mantenerse para las próximas elecciones, porque es muy necesario, no se olvide que también tenemos a hartos adultos mayores que vienen de sectores más alejados, en las montañas y en pueblos que están hacia los cerros, entonces les cuesta más llegar”.
Similares reflexiones las hizo Roberto Fuentes Lois, delegado del local. Aunque advierte que para esa hora solo dos tercios del padrón había acudido, esto es cerca de 500 personas, “si se hubiesen tenido que desplazar a otra localidad para votar, creo que no hubiesen asistido tantas personas, por lo que considero que fue una medida acertada”.
Pulir la estrategia
Similar acontecer se vivió en Ranguelmo, un pequeño pueblo con un padrón electoral no mayor a las 1.100 personas y que se ubica justo en el limite surponiente de Ñuble, lo que la convierte en vecina de Tomé, pero con obligaciones cívicas en Coelemu.
Pasada las 18.30 horas, prácticamente no se volvió a echar un voto más a las tres urnas dispuestas en la pequeña escuela del sector y, conforme a Roberto Sepúlveda, “vino como la mitad del padrón a votar. Y si es que…”.
El delegado plantea que el que nos encontráramos aún en estado de excepción y con un virus aún sin cura conocida circulando por todo el mundo, hizo que los vecinos de la tercera edad, segmento más que relevante en Ranguelmo, “prefirieran no venir. Hay mucho temor a contagiarse, todavía”.
Pero sugiere otra razón que bien merece ser atendida.
“Como se crearon nuevos locales, a muchas personas les cambiaron el padrón. Gente que era de otras comunas, como Coelemu, Cobquecura o de la Región del Biobío, pero que alguna vez trabajó acá, dieron quizás su dirección laboral y acá quedaron registrados, entonces, claramente muchas de esas personas no vinieron. Yo mismo, por ejemplo, soy de Coelemu, pero quedé como delegado de este local”, dice.
Entrega un voto de paciencia y dice: “estamos recién con estos cambios y aunque tiene esos errores y detalles, es una idea buena, que la gente agradeció por la comodidad. Sería necesario que se pudiera pulir un poco más esta estrategia y arreglar lo de los padrones, porque mucha gente nos comentaba que si no se hubiese podido votar aquí, ellos sencillamente no lo hubiesen hecho”.
En Coihueco, comuna que se acerca a las 20 mil personas, también se vio en la necesidad de establecer un nuevo local de votación, el tercero.
Y este fue el colegio Lorenzo Modanelli, ubicado a un costado de la municipalidad de esa comuna, donde se esperaba la asistencia de unas 3.200 personas.
El delegado de local fue Raúl Paredes, quien fue testigo de un primer flujo constante de sufragantes, recién pasada las 11.00 horas de ayer, porque hasta antes de eso “fue muy poca la asistencia, especialmente en las primeras horas”, detalló.
Como se pudo observar en casi todos los centros de sufragio del país, en la mañana se observó a más personas de la tercera edad, y ya en la tarde, a los más jóvenes.
Lo mismo sucedería en otras localidades como Pinto, Bulnes, San Nicolás, Coelemu, Quirihue y Cobquecura.
Salvo por una persona detenida por llevarse un voto al salir del local (en San Nicolás); y una persona a la que se le negó ingresar a votar por estar en estado de ebriedad (en Quirihue), la ruralidad de la Región vivió unas elecciones tranquilas y sin contratiempos.
Poca información
Aunque se intentó organizar un horario especial y temprano para los adultos mayores, como también disponer de buses de acercamientos para gente avecindada en sectores lejanos a los puntos de votación, esto en algunos sectores no tuvo la respuesta esperada.
El delegado del Liceo Profesor Diego Missene de Cobquecura, Julián Rivas, dice que “no se vio una llegada masiva de ninguno de esos sectores; y esta es una de las asistencias más bajas que he visto en los plebiscitos que se realizan en la comuna”.
Amén del frío de la mañana y del temor al coronavirus, el delgado añade que “había gente que no estaba muy bien informada, especialmente la de la tercera edad que vive en sectores rurales, porque casi toda la campaña se hizo por redes sociales a las que ellos no tienen acceso. Entonces hubo varios que llegaron hoy (ayer) a preguntar recién de qué se trataba esta votación”, comenta.
