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Vacunas y política

Mauricio Ulloa

Llevamos 18.000 fallecidos y más de 700 mil contagios y la vacunación general aún no comienza. El Gobierno ha dicho que tiene preacuerdos con diferentes compañías y que se espera lleguen 2 millones de dosis en febrero. Sin embargo, el prolongado silencio que ha rodeado el proceso y la ausencia de fechas ciertas en los planes oficiales están generando dudas y desconfianza.

Ayer, La Moneda salió a calmar los ánimos y se reunió con los alcaldes, pero no lo consiguió. Pese a que el ministro del Interior Rodrigo Delgado dijo que la idea era “entrar en el área chica de la vacunación masiva”, los jefes comunales quedaron prácticamente igual que antes de la cita, pues todavía no hay claridad sobre el cronograma de inoculación, ni tampoco sobre la mecánica de la campaña en terreno.

El contexto internacional y nacional, está claro, no es fácil. Es una situación tan crítica como inédita, donde los laboratorios tienen la sartén por el mango y los países más poderosos, que podían aportar no solo financiamiento anticipado, sino también tecnología, hoy recogen los frutos.

Es evidente que hay intereses económicos y capacidades científicas que son parte de un orden mundial donde los primeros de la fila siempre serán los países ricos, los pobres los últimos y nosotros en un punto intermedio que -con suerte- nos sitúa a fines de este 2021, el año con más elecciones en la historia de Chile, que es justamente el otro contexto que puede poner cuesta arriba el proceso de vacunación.

Ya comienzan a notarse los primeros síntomas de esta desviación, y a medida que pasen los días se convertirá en caballo de batalla de políticos que desconocen o no quieren ver, el balance de fuerzas que determina estas negociaciones. Y si bien siempre será necesario y bienvenido ejercer control, y más sobre un asunto en el que hay tanto en juego, este debe hacerse en un marco de ponderación. Requiere pensar en el bienestar de todos los chilenos y no con estridencia y ligereza, movidos por mezquinos cálculos electorales.

Es ideal que haya debates sobre los diferentes aspectos de la vacunación, pero hay una responsabilidad en el tipo de opiniones que emiten quienes de alguna manera tienen la posibilidad de ser escuchados. Lo crítico y adverso de las circunstancias obliga a la prudencia.

Es comprensible que el Gobierno, conocedor de primera mano de lo que está ocurriendo en las negociaciones con las farmacéuticas, no caiga en el juego de las fechas. Pero igualmente hay que ser enfáticos en que no puede descuidar todos los procesos que requiere la estrategia de vacunación, incluida una comunicación efectiva, que es mucho más que los anuncios sonoros que ha cultivado como estilo. Este es un esfuerzo que involucra a todos los actores del sistema, sobre todo a los actores regionales y locales. Sería fatal tener vacunas y fallar en la manera de llevarlas a la gente.

La evaluación de la pandemia dará para folios de reconocimientos y acusaciones, pues ha habido aciertos, como también errores. Con la gestión de la vacuna, en cambio, no puede haber espacio para vacilaciones.

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