Lo bueno debe ser reconocido y aplaudido, y un ejemplo de ello es el proceso de vacunación que se ha desarrollado de manera rápida y eficiente en el país. Y si bien hay aspectos que se podrían mejorar, como el respeto a la calendarización, donde se detectó que 37 mil personas fueron inmunizados antes de lo planificado, y decisiones que se pueden discutir, como la postergación de los grupos de personas con enfermedades crónicas y comorbilidades, es innegable que el proceso ha sido un ejemplo para Latinoamérica.
Basta hacer una revisión de las referencias a la vacunación chilena en los medios de comunicación internacionales para dimensionar la amplia ventaja que separa al país de los países de la región y de la mayoría de las naciones del mundo y que llevan a recordar los días en que se insistía en comparar la realidad de Chile con la de Argentina, país donde hoy la disponibilidad de vacunas es mucho menor y un escándalo por las llamadas “vacunas VIP” le costó el puesto al ministro de Salud.
Las estadísticas lo reflejan cabalmente. Según la plataforma científica Our World in Data, la publicación online de referencia para el seguimiento del avance de las vacunas en el mundo, al 20 de febrero, Chile, con 15,03 personas vacunadas por cada 100 habitantes, tiene la quinta tasa de vacunación per cápita más alta del mundo después de Israel (82,40), Emiratos Árabes Unidos (56,15), el Reino Unido (26,30) y Estados Unidos (18,52). Incluso lo está haciendo mejor que la Unión Europea (5,86) y China (2,82). Y su tasa es cuatro veces mejor que la de Brasil, que tiene la segunda más alta de América Latina (3,21).
Y es que en materia de vacunas, las cosas se hicieron bien en Chile. Ello, porque hubo una gestión oportuna para la adquisición, por un lado, y un eficaz despliegue de la logística y la atención primaria de salud para llevar adelante la inmunización en todos los rincones del país, aprovechando toda la infraestructura pública disponible, de manera ordenada y priorizada.
En cuanto a la compra de las vacunas, se debe recordar que en mayo del año pasado las autoridades iniciaron los contactos con los laboratorios que estaban trabajando en el desarrollo de vacunas, de hecho, colaboró en la etapa de pruebas. Así fue como llevó adelante negociaciones de manera paralela, lo que le permitió diversificar el número de oferentes en un escenario en que aún no había certeza respecto de la efectividad de cada vacuna.
El gobierno chileno ha gestionado la compra de 35,7 millones de dosis hasta el momento, con los laboratorios Pfizer/BioNTech, Sinovac, Covax (OMS), Johnson & Johnson y AstraZeneca.
Respecto a la campaña de vacunación, hay que remontarse décadas atrás para entender por qué el sistema de salud pública ha podido vacunar a más de 2,8 millones de personas en apenas 17 días, a un ritmo superior a la estimada por la propia autoridad en un inicio. La logística y la musculatura de la red municipal de salud, con años de tradición en campañas de inmunización, han sido relevantes para sortear las eventuales dificultades y anticiparse a los errores. Chile ha tenido una gran campaña de vacunación, lo que abrió una esperanza para proyectarse y recuperar paulatinamente la recordada normalidad.
