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Trabajo

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La conmemoración del Primero de Mayo, Día Internacional del Trabajo, se dio en medio de uno de los más sombríos panoramas para el empleo, tanto en Chile como en el mundo. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha calculado que, luego de un mes de confinamientos por todo el planeta, se ha perdido en horas laborales el equivalente a 305 millones de empleos de tiempo completo.
Las cuarentenas en cientos de economías de todo el mundo han paralizado sectores enteros y disparado los índices de desocupación. Según la OIT, más de 436 millones de empresas están globalmente en riesgo de interrumpir sus actividades.
Ñuble no es la excepción. 2.111 empresas de la región se han acogido a la Ley de Protección del Empleo; 11 mil 379 trabajadores afectados por la cuarentena obligatoria que rigió durante 24 días en Chillán y Chillán Viejo.

En materia de desempleo, el trimestre enero-marzo de 2020, periodo que abarca el inicio de la crisis sanitaria por Covid-19 en el país, Ñuble anotó un 7,6%, lo que representó un incremento de 2,4 puntos en comparación con igual periodo de 2019, y un alza de 0,6 puntos respecto al trimestre diciembre-febrero.

Sin embargo, es muy probable que la realidad sea mucho más compleja, pues el informe entregado ayer solo da cuenta del trimestre enero-marzo, período que solo en las dos últimas semanas se ve afectado por la pandemia, de modo que una foto genuina del mercado laboral en Ñuble recién la tendremos en dos meses más.

No debe sorprender a nadie que una economía confinada por más de un mes empiece a caer y a llevarse las empresas y los empleos con ella. El Gobierno ha destinado importantes recursos a varios millones de hogares, pero lo cierto es que las empresas, en especial las mipymes, que generan el 80 por ciento del empleo en la región, están en estado de emergencia, cada vez más inquietas por la lentitud en los programas de ayuda anunciados por el Ejecutivo.
Ñuble muestra hace un buen rato los efectos de la crisis, como la abrupta caída en las ventas del comercio y el despido masivo de trabajadores en los rubros hotelero y de restaurantes, el cierre de empresas y la paralización de faenas en la construcción. Según han estimado expertos, la reducción de la actividad económica, que ya estaba resentida por el estallido social, destruirá más de 25 mil empleos en la región.

Este escenario que no tiene precedentes, nos lleva a una reflexión profunda. Volver a un modelo con las restricciones, aciertos y errores, que se tenía antes del virus va a costar mucho esfuerzo, endeudamiento y lágrimas. Cambiar de modelo también, mientras se logran ajustes y se crean condiciones para que empresarios vuelvan a invertir y aparezcan nuevos empleos que reemplacen a los anteriores. Las disrupciones vienen por todos lados y no podemos desviar la mirada. El drama económico y social puede llegar a ser más grave que la crisis sanitaria por el coronavirus, y durar varios años. Equivocarse en esto traerá más muertos por hambre y miseria que la pandemia misma.

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