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Tensión permanente

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La controversia que a principios de semana protagonizaron el alcalde Sergio Zarzar y el general Cristian Vial, jefe de la zona de catástrofe para Ñuble, esconde bastante más que el choque de dos personalidades fuertes y visiones distintas sobre cómo afrontar la crisis sanitaria en Chillán. Se trata de una tensión que persistirá por mucho tiempo, incluso sin sus protagonistas, pues tiene de fondo un debate que está vivo en Chile y muchos otros países con modelos de estado unitario y centralista.

The Economist, en su edición del 2 de abril, plantea un lúcido análisis sobre la eficaz respuesta de estados descentralizados para articular soluciones más rápidas que han conseguido reducir el número de casos infectados, las muertes y el colapso de sistemas de salud. Lo opuesto ha ocurrido con gobiernos centralizados que, en general, han experimentado severos problemas para poner en marcha medidas de apoyo económico y sanitario. Además, el semanario británico nos recuerda un tema clave sobre la naturaleza de esta pandemia global: “su impacto depende mucho de las realidades locales, de las epidemias locales, cada una con su propia trayectoria”.

Lo anterior, sin embargo, no significa que la emergencia sanitaria deba quedar exclusivamente en manos de las autoridades regionales y escalar políticamente al punto de asumir tareas de gestión en ámbitos que no son de su especialidad. La mejor estrategia frente al Covid-19 es la cooperación entre los diferentes niveles de gobierno, concepto repetido en los discursos oficiales, pero que tiene muy poco anclaje en la realidad. El mejor ejemplo es el divorcio total que hemos visto entre los alcaldes y el Ejecutivo.

La crisis sanitaria, así como también el estallido social, pusieron de relieve su rol, no solo por su capacidad de interpretar las necesidades particulares de los territorios que gobiernan, debido a su mayor cercanía, sino que también dejaron en evidencia las serias limitaciones que enfrentan para abordar problemáticas excepcionales, como una emergencia.

Desafortunadamente, la discusión de fondo sobre la necesidad de mejorar el diálogo y la coordinación entre los alcaldes y el Gobierno, en medio de esta pandemia, se ha transformado en una trinchera más de enfrentamiento político, debido al apetito cortoplacista de algunos y la arrogancia de otros.

En este contexto ha reaparecido en el debate la necesidad profundizar el proceso de descentralización del poder, donde no pocos han levantado como propuesta el reemplazo del actual modelo presidencialista por uno semipresidencialista y federado, en el marco del proceso constituyente que deberá retomarse una vez superada esta pandemia.

Más allá de si se resuelve cambiar el modelo de Gobierno, es importante que los chilenos sean capaces de sacar lecciones de esta crisis, además del ámbito sanitario, también en materia de gestión de crisis y de coordinación entre las instituciones del Estado, donde no se debe descartar tampoco el traspaso de atribuciones a regiones y comunas, pero teniendo especial cuidado en que la emergencia sanitaria quede en manos técnicamente competentes y no librada a liderazgos políticos que terminan incursionando en ámbitos que no son de su especialidad.

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