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Teletrabajar

Ante la aparición del coronavirus en nuestro país y particularmente en Chillán donde a la fecha hay 26 casos confirmados, convirtiéndola en la segunda ciudad del país -después de Santiago- con más contagios, la alternativa de fomentar el teletrabajo o trabajo a distancia ha adquirido especial fuerza.

En efecto, como consecuencia de la pandemia mundial y su incrementada propagación en Chile, el teletrabajo ha pasado de ser una opción más para convertirse en una necesidad. Ya con la suspensión de las clases en todos los colegios y con el rápido paso a fase 4, son muchas las empresas que están dando a sus colaboradores la posibilidad de desempeñar sus funciones desde el hogar, con el objeto de protegerlos y evitar que se expongan.

Para teletrabajar se requieren ciertas competencias personales, así como algunas flexibilidades empresariales y legales que no se han abordado en el país. Antes de la propagación del Covid-19, las personas que trabajaban a distancia eran principalmente independientes y personas con cierta discapacidad física. Sin embargo, en el actual escenario el trabajo a distancia no está restringido solo a trabajadores autónomos, sino que muchas empresas pueden operar bajo esta modalidad.

Trabajar a distancia no solo significa desempeñar un oficio o profesión en el hogar, sino que también considera trabajar desde un lugar físico diferente a donde se encuentra la oficina o casa matriz, y que utilizando las tecnologías de la información, cumplen una labor específica.

Para los especialistas, aquellas personas que trabajan de manera remota necesitan ser ordenadas, responsables, organizar su vida familiar cuando trabajan en casa, de manera tal que les quede espacio y tiempo para cumplir con sus compromisos laborales. Por otra parte, hay que desarrollar ciertas competencias técnicas, para dirigir un equipo virtual o realizar reuniones vía internet que sean efectivas, entre otras habilidades.

Esta manera de relacionarse laboralmente supone también romper con ciertos paradigmas y prácticas desde la propia empresa y quienes la dirigen, realizando cambios culturales significativos en el área. Uno de los primeros mitos que hay que derribar es que la persona solo cumple con su labor, bajo supervisión directa de su superior jerárquico. Sin duda ello no es posible en un trabajo remoto donde prima la confianza y el cumplimiento de objetivos y metas, mucho más que el horario y el control permanente.

Desde el punto de vista de la legislación, Chile está bastante atrasado, con regulaciones que más que impulsar, desincentivan esta modalidad. No obstante, ante la emergencia el Ejecutivo se comprometió a darle urgencia al proyecto de ley de teletrabajo que actualmente se encuentra en su segundo trámite legislativo en el Senado y debería considerar la delicada situación de las Pymes.

Y es que si bien las grandes empresas del país están en condiciones de implementar el trabajo a distancia, no ocurre lo mismo con unidades económicas de menor tamaño que ya son muy vulnerables y que enfrentadas a este nuevo desafío podrían terminar siendo las primeras víctimas de la crisis económica que se está generando.

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