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A más de un año de catastros solo 25 familias del sector Valle Escondido están en proceso de regularización

Mauricio Ulloa

Fue en enero de 2020 que la seremi de Vivienda y Urbanismo, en conjunto con la de Bienes Nacionales, comenzaron a realizar un catastro y trabajos de planimetría en los sectores Valle Escondido y Pan de Azúcar, en la comuna de Chillán Viejo.

El objetivo era poder regularizar la mayor cantidad de loteos, y facilitar de esa manera a los dueños de estos predios un acceso legal, proyectos sanitarios y legitimar sus respectivas viviendas.

Sin embargo, la seremi de Bienes Nacionales, Carolina Navarrete, explica que hasta el momento, solo hay 25 carpetas, es decir, propietarios, que son factibles de abrirles un proceso de regularización.

“Lo que ocurre es que para que podamos regularizar estos sitios se exige por ley ciertos requisitos, como el comprobar que los dueños viven ahí desde hace más de cinco años, y que cumplieran con los requisitos mínimos de anchos de calle, y no todas las familias catastradas cumplían con estos mínimos”, comentó la seremi.

De todas formas, aclara que otras familias buscaron como camino paralelo para regularizarse, el postular al artículo 20.234 de a Ley de Vivienda y Urbanismo, sobre saneamiento de loteos irregulares.

Actualmente, estas 25 propiedades se encuentran en etapa de mensura, que secunda a los trámites jurídicos necesarios para la regularización.

Hecho el catastro, se estima que entre 100 y 200 familias han logrado acreditar que son moradores de estas casas desde hace más de cinco años, sin embargo, la gran mayoría no califican para ser regularizados por no cumplir con las exigencias urbanísticas antes mencionadas.

La esperanza para ellos es que la tramitación de sus casos lleguen a puerto mediante la ley 20.234.

“Pero siguen comprando”

Se estima que en los sectores Valle Escondido y Pan de Azúcar, conformados en la zona rural de la comuna de Chillán Viejo, existen cerca de 600 viviendas e igual número de familias, las que se abastecen de agua a través de camiones aljibe y que no poseen alcantarillado, sino que fosas sépticas, todo en un área estimada de 264 hectáreas.

Cuando comenzaron a realizarse los primeros catastros, incluso antes que Ñuble fuera región, ya se hablaba del sector como uno de los “loteos brujos” más grandes de Chile y las familias que allí vivían entonces, no eran más de 350.

Por esto, en Bienes Nacionales se reconocen sorprendidos por el hecho de, pese a las campañas comunicacionales, notas de prensa y pronunciamientos de autoridades municipales como de Gobierno, advirtiendo que no son predios factibles de urbanizar y que, por lo tanto, es ilegal comprar sitios de menos de 5 mil metros cuadrados para uso de vivienda, “la gente todavía sigue comprando”, advirtió la seremi.

En el municipio chillanvejano esta costumbre es vista con preocupación. Para el concejal Jorge del Pozo, “una manera de evitar que se sigan adquiriendo estos terrenos, que por ser irregulares no pueden ser inscritos, lo que se puede hacer es trabajar con todas las otras municipalidades que tengan este mismo problema y buscar formas de sancionar, al menos, a quienes venden mediante engaños”.

Para el edil, uno de los grandes obstáculos para frenar esta situación es que “las personas compran derechos porque es más barato que comprar terrenos regularizados. Y aunque saben que no es legal construir, lo hacen igual porque ven que a nadie nunca le han ido a demoler la casa, y no creo que alguna vez lo vayan a hacer”.

Su par, Alejandra Martínez, coincide en la necesidad de trabajar este conflicto como una unión de municipalidades, porque “aunque no tengan derechos a los beneficios, igual son familias que requieren agua, alcantarillados, buenos caminos para bomberos, ambulancias, policías y tantas otras cosas. Pero acá se debe exigir a las autoridades fiscalizadoras una acción y una actitud distinta a la que hasta el momento han mostrado, porque hoy la gente sabe lo que compra, los engañados son cada vez menos, y el aprovechamiento seguirá si es que no se fiscaliza bien”.

Felipe Ahumada

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