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Runner chillanejo hace soberanía en la Antártica Chilena

“Acá tenemos 8 a 10 grados bajo cero, sin contar la sensación térmica, que supera los -12 grados, por eso, si fallan los generadores, se nos origina un tremendo problema en la base”, comenta Osiel Salazar, el “runner” chillanejo, militar y suboficial del Ejército, jefe de mantenimiento de la Base Bernardo O’Higgins Riquelme, en la Antártica Chilena.

El amante del trote y uno de los fundadores del Club Tres Runners en la Región de Ñuble, lleva casi ocho meses en el único continente del mundo que está libre de la pandemia del Covid-19.

“Acá sigo con atención y también preocupación los casos que se van dando en Chillán, esencialmente por mi esposa e hijos, recordándoles todos los cuidados que deben seguir, igual se les extraña”, reflexiona desde su base el mecánico que tiene cargo la mantención y funcionamiento de los motores generadores, las maquinarias de ingeniería, grúas, excavadoras, plantas de aguas servidas, plantas de osmosis inversa y su correcta cloración, junto a la producción de agua dulce.

“También mantengo las plantas de tratamiento de aguas negras y grises, las cuales son monitoreadas constantemente, al igual que el mantenimiento del sistema automatizado de combustible, entre otras tareas diarias que son vitales para el funcionamiento de la base”, detalla.

Osiel fue uno de los fundadores del club de atletismo Tres Runners y luego compartió esta pasión con su esposa Jessica Gaete y sus hijos Rocío y Álvaro.

Ha participado en diversas pruebas representando al club en todo Chile. “He corrido con la camiseta de Tres Runners en Santiago los 5, 10, 21 km. En la Antártica también me pongo la camiseta de mi club”, confiesa.

En el continente helado el deporte no lo abandona. Salazar revela que en la Base Bernardo O’Higgins cuentan con un gimnasio donde practican todos juntos en sesiones de entrenamiento para mantenerse en forma.

“Dos días a la semana tenemos deporte en grupo de manera obligatoria y los otros de manera individual, tenemos trotadora, un profesor de educación física miembro del Ejército, instructor de orientación terrestre, un programa nutrido de actividad física y todo lo que uno necesite recurre a él para mantenerse en forma”, detalla.

Más ñublensinos

No es el único ñublensino que hace soberanía en la Antártica. También lo acompañan el teniente Rodrigo Coñumán, de Chillán; Damián Avilés, de Las Trancas; Paul Ocaña, de San Carlos y Ángel San Martín, de las Quilas, San Ignacio.

“Hay que recordar que nuestro equipo en la base lo integran 21 personas, somos los que estamos más cerca a la Antártica, porque los otros están 140 kms. más lejos, en Villa Las Estrellas. En total son 93 personas, pero nosotros somos los más cercanos. Los 21 más adentro somos nosotros, hemos estado bien”, relata.

Rutina diaria

El suboficial chillanejo relata que se levanta y toma desayuno a las 8.30 con sus compañeros y luego se forman para escuchar las instrucciones para el trabajo puntual que se extiende hasta la 13.00 horas, cuando llega el almuerzo.

“A las 15.00 horas nos reunimos lunes y miércoles a hacer deporte, el martes hay taller de inglés a través de las plataformas del Ejército. Los jueves tenemos instrucción de un tema específico con un especialista, yo expongo sobre mantención de motores. Hay otros talleres de prevención de riesgos, computación, inglés, y diversas temáticas, para hacer más llevadera la estadía en la Antártica. De alguna forma, siempre hay algo que hacer, en mi caso, los mecánicos siempre tenemos algo que hacer, porque de la energía eléctrica que aportan los generadores se sostiene la base, otorga calefacción para la cocina, las cámaras frigoríficas, las plantas, todo funciona gracias a la electricidad, es parte de mi rutina diaria”, precisa.

“El fin de semana hacemos algún campeonato de fútbol, juegos de salón, si es que no hay una labor específica como limpiar y sacar la nieve que se acumula en la base. Llevamos siete meses y medio, entramos los 21 y esperamos salir los 21. Tenemos internet, TV cable, biblioteca, sala de televisión, algunos tomaron un postgrado en la Universidad de Magallanes, yo en la Asociación Chilena de Seguridad y otros estudiamos a distancia para cumplir con los exámenes de requisito. Así llevamos la vida”, sentencia Osiel, quien hace ejercicios con su camiseta del club Tres Runners, que lo acerca a la tierra de sus afectos a la que próximamente volverá.

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