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Reserva Ñuble

@incendios_CONAF

Crece la preocupación por el incendio que hasta ahora ha arrasado con más de 300 hectáreas de la Reserva Ñuble, una zona que por sus características es única en el mundo, y que así es reconocida por la Unesco que en 2011 la declaró reserva de la biósfera.

Durante cinco días cientos de ejemplares de robles adultos, ñirres, lengas, alerces, coigües, entre otras especies, han sido reducidos a cenizas a causa de las llamas. Asimismo, vastos terrenos de especies arbustivas también son arrasados y si bien éstos no tienen tanto valor como la flora arbórea, son determinantes porque de ellos dependen la vida de la fauna, buena parte de ella amenazada o en peligro de extinción, como ocurre con el huemul y mamíferos menores que morirán sin alimento, rompiendo la cadena alimenticia porque los mayores no podrán alimentarse de ellos. Como es de suponer en un ecosistema que fue declarado reserva mundial de la biósfera, hay un vínculo muy estrecho entre las distintas especies que lo habitan.

En 2015, cuando 5 mil hectáreas de esta reserva resultaron destruidas, se discutió ampliamente la necesidad de mejorar las capacidades para enfrentar siniestros en áreas silvestres protegidas, sobre todo porque es recurrente que ocurran incendios de este tipo. Asimismo, se planteó la necesidad de aumentar los recursos para dotar con más y mejor equipamiento a los organismos encargados de enfrentar estos episodios.

Sin embargo, éste y otros incidentes ocurridos en años recientes parecen indicar que se avanzó muy poco en estas materias. Y si bien en este caso la Conaf reaccionó oportunamente, adoptando una serie de medidas para combatir las llamas, la difícil topografía del sector -de mucha pendiente, matorral espeso de ñirres y coironales secos que facilitan la propagación del fuego-, las adversas condiciones climáticas de estos últimos días, con fuertes vientos, han dificultado las labores de control del fuego.

En materia de prevención las interrogantes emergen sin respuesta. ¿Tiene Conaf suficientes guardaparques para prevenir este tipo de accidentes? ¿Tiene la administración de la Reserva Ñuble los equipos de prevención y control de incendios? ¿Se han habilitado suficientes senderos con la debida señalización y reglamentación para orientar a los visitantes que recibe cada año para que no transiten por las áreas más vulnerables? ¿Se ha considerado la posibilidad de que las visitas se realicen obligatoriamente con guías debidamente calificados, o por Conaf, como se hace en otros países?

Aunque la tarea más importante ahora es controlar el incendio que afecta a la Reserva Ñuble, es fundamental que se evalúe la forma más eficaz, técnica y económica de prevenir y enfrentar este tipo de siniestros en éste y otros lugares remotos, dadas las especiales características que reúnen y la necesidad de preservar su rica biodiversidad y belleza natural.

Hechos como el que hoy nos preocupa muestran cuán inútiles somos cuando los desastres se expanden por efectos de la naturaleza y también demuestran que sin prevención y control y sin recursos adecuados, es imposible que en lo sucesivo no sigamos lamentando el triste espectáculo de la flora y fauna carbonizadas. 

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