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Premio Impulso

Está ampliamente demostrado, por investigaciones académicas y la experiencia misma, que las expectativas y percepciones de los trabajadores de una organización tienden a traducirse en comportamientos que pueden generar valor, o destruir el valor organizacional de ésta. Por ello, es clave poner atención en la calidad de vida laboral, la conciliación trabajo-familia y la capacitación y desarrollo profesional.

El Premio Impulso, organizado por la Escuela de Administración y Negocios de la Universidad de Concepción, nace en 2016 precisamente para reconocer y promover entre las empresas de Ñuble procesos, políticas y buenas prácticas de personas, gestión y sustentabilidad organizacional.

Las empresas e instituciones públicas que ganaron la versión 2019, lo mismo que aquellas que participaron, nos muestran precisamente la convicción que existe en ellas de que el capital humano genera valor, y que destinar recursos a ese fin no debe mirarse como un gasto, sino como una inversión. El problema es que si bien las 19 instituciones que se “atrevieron” a medirse -lo mismo que otras 40 que lo hicieron en las dos versiones anteriores- tienen conciencia de ello, no son la mayoría.

Resulta imperativo para las empresas de Ñuble revisar sus políticas de compensación, implementar planes de carrera y políticas de bienestar y poner atención en aspectos estratégicos para la organización, como fomentar la capacitación; formar jefes o líderes firmes, pero cercanos; e invertir en estrategias para retener y desarrollar el talento.

Así como surgen nuevos indicadores para medir las buenas prácticas laborales y la preocupación por el capital humano, se va instalando también una mayor conciencia sobre la utilidad e importancia de medir las mejoras en el nivel de bienestar y felicidad que ese desarrollo conlleva.

La mejor gestión será precisamente aquella que logre transformar la felicidad en un activo de la organización, al alcance de la mayor cantidad posible de personas, optimizando el rendimiento de cada peso invertido en esa dirección. Son muchas las maneras posibles y necesarias para crear ambientes laborales basados en el respeto y buen trato, en definitiva una gran inversión que será compensada con mejores niveles de motivación, compromiso organizacional, productividad y mejor desempeño de las personas.

Mirada desde un punto de vista macro, se trata de un desafío que trasciende a cada unidad productiva y que condiciona nuestro futuro colectivo, pues en la medida que no se invierta más en capacitación de los trabajadores, el problema del desempleo estructural de la Región de Ñuble y los bajos salarios no será superado.

La nueva región necesita atraer inversiones, construir una estrategia para su desarrollo, pero no puede desatender el capital humano, la conciliación trabajo-familia, la educación y capacitación continua, como punto de quiebre para comenzar una escalada de recuperación de nuestra economía.

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