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Ñublensinos cumplirán 73 años de matrimonio

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El  8 de mayo es una fecha muy especial para la pareja ñublensina conformada por Matilde Elda Retamal y Domingo Eugenio Díaz, ya que cumplirán 73 años de matrimonio.

Su historia de romance y felicidad, que les ha permitido construir una familia de cinco hijos, 14 nietos, 14 bisnietos y una tataranieta, ha sido destacada por ser un ejemplo de amor verdadero, que no se detiene, crece y se consolida con el paso del tiempo.

Ambos de 95 años, se conocieron como colegas trabajando en la oficina de “Correo y Telégrafos” en Coihueco, donde a través de románticos mensajes, Domingo terminó conquistando el corazón de Matilde y esquivando con habilidad a otros pretendientes que se sentían atraídos por ella.

“Un colega estaba enamorado de ella, pero él nunca le dijo nada, porque yo le había dicho que no la buscará más, que alguien se iba a casar con ella. Y ese alguien era yo, pero no le dije para que no me molestara”, recuerda Domingo, quien también fue empresario del transporte.

Tras vivir más de siete décadas juntos, dice sentirse realizado y completo, ya que ha cumplido todas sus expectativas junto a su amada. Su buen sentido del humor y el diálogo permanente han sido ingredientes indispensables para mantener vivo el sentimiento.

“Nuestra relación ha sido normal, como Dios manda. Al casarme hice una promesa de portarme bien y cumplir mis mandamientos y los he cumplido. Mi esposa ha sido muy buena y yo he actuado siempre normal, con cariño y acompañándola en todo momento”, expresa.

Matilde se siente agradecida y satisfecha con su relación afectiva, que ha logrado consolidar en base al respeto y a la tolerancia, como parte de la fórmula de su amor a toda prueba.

“Es una historia que puede servir de ejemplo a los demás, gracias a Dios y a nuestra Madre Santísima, que nos tiene juntos todavía. Ha sido feliz mi vida con mis hijos y hemos logrado que todos sean profesionales”, manifiesta.

Si bien reconocen que han tenido diferencias como cualquier matrimonio, la pareja enfatiza que no ha sufrido ninguna crisis que ponga en peligro su relación.

“Hay que tener paciencia, callar cuando a veces se debe callar y ser respetuoso. No tuvimos grandes problemas gracias a Dios. Solo una anécdota, una vez un hermano llegó y salieron en la noche a tomar sus tragos y se les pasó la hora, amanecieron. Entonces, yo me enojé, menos mal que nunca más lo hizo. En ese entonces, junto al único hijo que tenía,  fui a la casa de mi mamá, pero ella me convenció que tenía que volver donde mi marido para arreglar las cosas y de ahí estamos juntos hasta a la fecha”, relata.

“Él es muy respetuoso y un ejemplo para sus hijos. Nunca tuvimos grandes conflictos ni problemas. Somos felices”, agrega.

Momento difícil

Un dolor que ha marcado al matrimonio fue el fallecimiento de su hijo Luis Héctor, confiesa Matilde, quien revela que el vacío dejado por su partida fue compensado en el tiempo con el cariño del resto de sus hijos, quienes le han brindado momentos de alegrías que han logrado mitigar la tristeza.

“Nuestro hijo que falleció a las 14 años. Era muy buena persona, quizás no era para este mundo. Fue un dolor grande que tuve, pero logré sobrellevar con la bondad de mis otros hijos que me han dado alegrías. Son todos profesionales. Luis Héctor recibió el impacto más fuerte en un accidente de tránsito que sufrimos y después estuvo hospitalizado. Posteriormente sufrió cáncer y falleció”, relata.

Covid-19

Los meses de pandemia los han vivido cumpliendo las indicaciones de la autoridad sanitaria y respetando el confinamiento en su casa de Chillán. Ambos ya completaron el esquema de vacunación contra el Covid-19 y recibieron la dosis contra la Influenza.

“Encerrados, pero tengo una buena vista, porque mi casa está frente a la plaza. También tengo una señorita que nos ayuda, salimos a caminar. Eso nos ha ayudado mucho. Es una lástima que las iglesias estén cerradas y no pueda asistir a misa. Sola no hubiese podido salir adelante, con la ayuda de Dios y la Virgen”, comenta.

En la actualidad, si bien ambos sufren las dificultades propias de la edad, mantienen un buen estado de salud, en general, que explican, en parte, porque mantener una alimentación balanceada, actividad física regular y una vida alejada de vicios.

Antes de la pandemia, Matilde acostumbraba asistir tres veces a la semana a “gimnasia”, realizar compras y participar en la misa. Producto de la emergencia sanitaria, que ha obligado a disminuir sus actividades, sufre en ocasiones dolor de piernas, mientras que su marido tiene problemas de visión y de audición, principalmente a causa de su avanzada edad.

“No pensábamos vivir tanto, pero teníamos confianza de que el señor nos iba ayudar. Como soy católica siempre estoy rogando a Dios por nuestra salud”, finaliza.

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