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Medida irresponsable

Los casos nuevos diarios de Covid19 han mostrado un ascenso a nivel nacional, lo que no es ninguna sorpresa, pues desde hace algunas semanas las autoridades vienen advirtiendo el sostenido aumento de algunos indicadores, lo que daría cuenta, según el ministro Enrique Paris, de una suerte de relajo por parte de la población respecto a las medidas de autocuidado, lo que podría asociarse a las vacaciones y a las expectativas que ha generado la vacunación.

De hecho, algunos expertos sostienen que el país está viviendo una nueva ola de contagios, lo que mantiene una alta presión sobre el sistema hospitalario. Por ello es que hay comunas en el país que han retrocedido de fase en el plan Paso a Paso.

Se puede concluir, entonces, que la pandemia sigue presente en la comunidad y que todavía faltan varios meses para aspirar a la denominada “inmunidad de rebaño”, que se alcanzaría con un 80% de la población vacunada, lo que podría ocurrir a fines de junio.

En ese contexto resulta sorprendente y contradictoria la insistencia del Ministerio de Educación por apurar el inicio de las clases presenciales sin considerar que los profesores aún no reciben la segunda dosis de la vacuna, que los niños también pueden contagiarse y agravarse y que los indicadores epidemiológicos muestran una tasa de contagios aún muy elevada y, en consecuencia, que todavía hay comunas que están en Fase 2, donde no están dadas las condiciones sanitarias necesarias para desarrollar clases presenciales.

Ejemplos de dicha tozudez, que ha llevado a un alto nivel de improvisación, son la vacunación anticipada de los profesores y trabajadores de la educación en desmedro de las personas con enfermedades crónicas o comorbilidades, y la modificación del plan Paso a Paso, que originalmente establecía que los colegios podían retornar a clases presenciales cuando la comuna estuviera en Fase 4.

En Ñuble, el 40% de los establecimientos educacionales volverán hoy a clases presenciales, mientras que otros lo harán en las semanas siguientes. Las familias han tenido la libertad de elegir entre un modelo presencial y uno remoto, pero en la práctica, esa libertad no es completa si la alternativa no presencial representa enormes dificultades para muchas familias o si la calidad de la enseñanza es menor.

Es verdad que las clases no presenciales amplían las brechas de aprendizaje entre los estudiantes con recursos y los más vulnerables, es efectivo que las clases presenciales permiten avanzar con mayor eficiencia en el cumplimiento de los contenidos, así como también que la sociabilización que involucra contribuye al bienestar emocional de los estudiantes, pero ¿vale la pena correr el evidente riesgo sanitario? ¿No se podía esperar hasta abril para comenzar?

Es de esperar que esta medida precipitada no termine impactando negativamente la salud de niños y de los educadores, así como de sus respectivas familias, entre las cuales hay enfermos crónicos que todavía no reciben su primera dosis de la vacuna. Es de esperar que esta insistencia del ministro no se traduzca en brotes que debamos lamentar y se desarrolle un proceso lo más cercano a la normalidad, pero siempre estará presente la percepción de que se actuó de manera contradictoria e irresponsable.

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