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Mayores de 75 años inician mañana un desconfinamiento gradual

A partir de mañana comienza a regir la autorización del Ministerio de Salud que permite a las personas mayores de 75 años salir una vez al día de sus domicilios, tras estar en confinamiento total desde el pasado mes de mayo para evitar contagios por Covid-19. Podrán hacerlo con un acompañante, y siempre cumpliendo las medidas de autocuidado como el uso de mascarilla, además, deben portar su carnet su identidad.

De acuerdo a lo anunciando por el gobierno, las salidas varían según la etapa del Plan Paso a Paso en la que se encuentre cada zona. En los territorios que estén en el Paso 1 y Paso 2 (Cuarentena y Transición) los mayores podrán salir durante 60 minutos, los días lunes, jueves y sábado, entre las 10:00 y 12:00 horas o entre las 15:00 y 17:00 horas. En tanto, en las zonas en Paso 3 y Paso 4 (Preparación y Apertura inicial), podrán salir todos los días de la semana por 60 minutos, entre las 10:00 y 12:00 horas o entre las 15:00 y 17:00 horas.

En el caso de Ñuble, se encuentra en la fase de Preparación y concentra 32.707 personas de este segmento poblacional, siendo la región del país que tiene una mayor proporción de adultos mayores de 75 años respecto a su población total, según un estudio realizado por la Universidad del Desarrollo y Caja Los Héroes.

Es así como el 36,3% de este grupo etáreo vive en zonas rurales: Ñiquén, Trehuaco y Cobquecura encabezan las comunas con mayor población adulto mayor, mientras que el 8,2% está en condiciones de pobreza o pobreza extrema.

Diversas miradas

El desconfinamiento gradual para las personas mayores ha generado opiniones diversas, como es el caso de Segundo Fuentes (77), quien valora la medida, pero a su vez considera que una hora diaria es insuficiente para realizar trámites y diligencias.

“Lo encuentro muy bien, pero nosotros acá en Cobquecura somos de sectores rurales y me gustaría que nos dejaran salir al menos tres horas para poder movilizarnos a hacer las diligencias, y en Cobquecura la gente del campo se demora una hora solamente en ir y volver, entonces sería muy poco una hora de permiso”, expresó.

Segundo como secretario de la Unión Comunal de Adultos Mayores conoce las realidades de la población, por lo que aseguró que los mayores de 75 años de la comuna costera tendrá la misma dificultad. “Todos los adultos mayores vivimos en la misma situación, algunos viven a 15, 16 o 18 kilómetros de distancia de Cobquecura. Si tenemos que hacer diligencias en una hora no podremos”, dijo.

En estos cuatro meses de aislamiento obligatorio se ha mantenido en su casa junto a su esposa, trabajando en su pequeño terreno donde cultiva productos para autoconsumo.

“Estamos como amarrados a la casa, lo bueno que tenemos de vivir en el campo es que podemos movernos aunque sea un poquitito, pero a Cobquecura no vamos, de la municipalidad nos traen las cosas que necesitamos o sino los familiares vienen a dejarlas”, agregó.

La emergencia sanitaria ha paralizado las actividades que las que Segundo está a cargo como dirigente en áreas como adulto mayor, comités de agua rural y comités campesinos.

La visión que tiene Banca Jiménez (76) del permiso para caminar en la calle es que se trata de una medida anticipada, pues a su juicio los adultos mayores siguen siendo los más vulnerables ante la pandemia por coronavirus.

“La medida es buena porque los adultos mayores igual tenemos que salir, tenemos diligencias que hacer porque hay casos en los que vivimos solos y no hay nadie que lo pueda hacer, pero también pienso que decirle que pueden salir es demasiado prematuro porque somos personas de alto riesgo. Es mejor que el adulto mayor salga cuando lo necesite, porque si nos contagiamos con el virus vamos a parar al cementerio, no nos queda otro camino. En mi caso, seguiré saliendo solo a lo necesario”, explicó.

Además, indicó que salir en estos días de invierno también significa un riesgo para las personas mayores. “Hay que esperar un tiempito más porque ahora con el frío, los días helados y que los saquen a pasear, así sea acompañado pero igual se contagian del virus o que el mismo acompañante los contagie sería terrible”, indicó Blanca, quien preside el Club de Adulto Mayor Juan de Dios Dávila en la comuna de San Ignacio.

Reconoce que se ha visto obligada a ausentarse del hogar sólo para retirar su tratamiento médico o cuando necesita abastecerse de mercadería. “Los adultos mayores salimos a lo que es estrictamente necesario, no estamos paseándonos en la calle, ni de paseo ni nada”, añadió.

Visitas ansiadas

Desde que se decretó cuarenta obligatoria para los adultos mayores, lo que más le ha afectado a Glasira Muñoz (87) fue postergar sus visitas al cementerio, donde descansan los restos de uno de sus cuatro hijos y su marido, por lo que esa será unas de las primeras acciones que realizará a partir de mañana sábado, tras la autorización que permite salir durante 60 minutos todos los días.

“Está súper bueno, para poder ir al cementerio, porque la vez pasada fui el 2 de julio a ver a mi hijo y no me dejaron entrar. Menos mal que andaba con una nieta que me vino a dejar. Pero ahora quiero ir, ojalá que me dejen entrar. Me gusta hacer mis cosas y salir a caminar un poquito”, manifestó.

Si bien vive sola en un departamento en Chilllán desde que su hijo Elio Bustos falleció hace dos años por un infarto, a escasos pasos vive su otra hija quien la visita todos los días y está atenta a sus necesidades sobretodo en pandemia, porque antes de ese periodo Glasira prefería por su cuenta ir al centro a comprar.

“Soy muy buena para salir, desde muy joven he realizado todas las compras en mi casa, me acostumbré a ser muy independiente. Ahora es mi hija quien atiende todos mis requerimientos. Siempre me ha gustado visitar a mis amigas y viajaba harto a San Bernardo a ver a mi otra hija”, expresó.

Durante los meses de confinamiento, ha buscado la forma de mantenerse en constante acción dentro de su hogar, ya que a veces la invade la nostalgia y la tristeza por sus seres queridos que partieron. Las veces que ha salido han sido junto a un vecino, también adulto mayor, para retirar su pensión y también para caminar alrededor de su condominio.

“Tejo bufandas que me gusta regalar para quien lo necesite. Antes cuando iba a la feria las regalaba a la gente que estaba vendiendo con frío. Me gusta bordar y me entretengo haciendo “cruzadas” para escribir y para que mi mente se mantenga abierta, lúcida. También leo la Biblia”, detalló.

Marina Gutiérrez es viuda hace dos años de Raúl quien murió producto de un cáncer. Anterior a su partida, ya había sufrido otro dolor, el fallecimiento de uno de sus tres hijos.

En el pasado Marina (87) fue peluquera por muchos años en el centro de Chillán, mientras que su esposo fue profesor y hacía clases a los internos de una cárcel local. Su partida dejó un profundo vacío, y antes de la pandemia visitaba todas las semanas el lugar donde descansan sus restos en Parque Las Flores.

Durante estos meses sus amigas y su hijo Jorge la visitan con regularidad para llevarles hasta su hogar, alimentos, ropa y todo lo que requiere para pasar estos días.

“Mis amigas, quienes son como mis hijas, vienen pero no todos los días, porque ellas tienen sus obligaciones también. Ellas junto a algunos vecinos y mi hijo Jorge son quienes compran mis cosas. Son gente muy buena, gracias a Dios”, expresó.

El confinamiento lo ha logrado sobrellevar de diversas maneras, aunque reconoce que esperaba el permiso para poder salir del hogar, ya que siempre ha sido una mujer muy activa y sociable, pese a que en el pasado sufrió una fractura en la pelvis, que la limitó en ciertas actividades, periodo en que también sufrió la pérdida de su hijo.

“No me ha deprimido este periodo de encierro, porque siempre tengo algo de entretención. Me gusta hacer sopa de letras y ahora estoy pintando mandalas. También rezo harto mi rosario. La cuarentena me ha permitido recuperar peso, incluso a veces me canso un poco. Con la muerte de mi marido, bajé 20 kilos”, comentó.

Respecto al permiso para los adultos mayores, Marina comentó que estaba expectante frente a este anuncio.“Es muy bueno y natural, porque el aburrimiento es terrible, sin poder salir. Es bueno salir a caminar, pero evitar aglomeraciones. He tenido la suerte de tener a mis amigas que nunca me han dejado sola, porque si no vienen, me llaman y siempre preocupadas”, agregó.

Texto: Susana Núñez/Antonieta Meleán

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