Organizaciones sociales del sector de Los Volcanes han anunciado que ese poblado sector se encuentra en un listado de candidatas a ser comunas autónomas, separándose así de Chillán.
Las razones expuestas por las organizaciones no resultan ninguna novedad, partiendo por el abandono histórico. Basta pasar por sus calles y barrios para constatar la mala calidad del espacio público, donde a la maleza, ausencia de áreas verdes y extensas superficies de tierra, se suman a la falta de servicios de atención de público, lo que se vincula a un inadecuado sistema de transporte público.
En una palabra: abandono. Y así lo han señalado vecinos y dirigentes. El origen está en la falta de planificación del crecimiento de la ciudad , entregado muchas veces a especulación inmobiliaria, sumado a la incapacidad que han demostrado las autoridades para mejorar la calidad de vida de este sector, lo que lo ha terminado por transformarlo en un verdadero guetto urbano, propio de las ciudades segregadas urbana y socialmente.
La solución propuesta, avalada por la residencia de cuarenta mil habitantes en la zona de transformarse en comuna, es un a consecuencia lógica de este abandono que empieza a calar hondo en quienes viven allí.
Sin embargo, creo que no es la mejor solución, pues puede significar la consolidación de un getto urbano condenado y estigmatizado para siempre, como una zona de segunda categoría en relación al resto de Chillán, como ha sucedido con la comuna de Alto Hospicio en Iquique.
No es el caso de Chillán Viejo que tiene un correlato histórico, aun cuando muchos y de manera fundada sostienen que la creación de la comuna fue un error.
En este caso de trata de un crecimiento inorgánico de la ciudad, con ausencia de políticas públicas que eviten la segregación y desintegración social y con una gestión local que apenas puede exhibir algunas acciones marginales en materia de equipamiento urbano.
Se aproximan tiempos de elecciones y los habitantes de Los Volcanes tienen en sus manos una herramienta poderosa: el voto. Están en condiciones de incidir en los resultados de los comicios que se avecinan, y para ello las organizaciones sociales son importantes, para construir una mirada de mediano y largo plazo que sea asumida por los candidatos.
Ya no se trata de prebendas ni ofertas demagógicas y populistas. Se trata de pensar en serio un sector de la ciudad para integrarlo al gran Chillán, con conectividad y movilidad humana, espacios públicos de calidad, equipamiento y servicios descentralizados. En síntesis, una gestión pública y municipal solidaria e integradora.
El voto es una de las herramientas que disponen los Volcanes para darle una vuelta a la rueda de su futuro, pero no es la única. También está el fortalecimiento de la sociedad civil y la capacidad de autogestión barrial.
Es necesario pensar en sintonía de futuro este sector de la ciudad. Todos seremos beneficiados, no podemos seguir apostando por ciudades segregadas, el costo social es demasiado alto. Por lo mismo, llegó la hora de poner a Los Volcanes en llamas y las elecciones son una buena v oportunidad para ello