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Los testimonios del personal de apoyo del hospital durante pandemia

Cristian Cáceres

Hicieron una pausa en sus estudios de la especialidad para trabajar en el hospital de Chillán durante la pandemia desde marzo pasado, cuando la red asistencial requería de más profesionales para enfrentar la rápida propagación de los contagios de Covid-19 que llevó a la región de Ñuble a cuarentena y a ocupar el tercer lugar con más casos en el país.

Hoy la mayoría de los profesionales de salud, 10 médicos y una química farmacéutica, retomarán sus becas tras permanecer cuatro meses desempeñándose en diversas áreas del Hospital Herminda Martin, donde se necesitaban refuerzos.

Uno de ellos es el doctor Christian Esveile, de 34 años, quien llegó desde Santiago a la capital regional, donde estudia Infectología en la Universidad de Chile, y durante su estadía en el HCHM se integró a los equipos de la Unidad de Cuidados Intensivos, del Programa de Control de Infección y de gestión del Servicio de Salud.

Trabajar bajo estas circunstancias, ha sido para el profesional, una experiencia desafiante, extenuante y fuerte en lo emocional.

“Lo más duro fue hacer que las personas que te acompañan de tu familia, tengan que adaptar su vida a las necesidades que tenemos. Soy de Santiago y nos tuvimos que trasladar acá con mi novia, Marcela. Naturalmente ella se ve expuesta a un riesgo mayor que otra persona. Estar lejos de la familia parental fue duro y también tener que observar que personas fallecieran lejos de sus seres queridos. Tener que comunicar esa noticia es súper difícil, al igual que hacer la contención emocional de esos familiares en esos momentos”, expresó.

Según el médico,  el presente en la red asistencial se vive con una “tensa calma”, ya que si bien la demanda de hospitalización por paciente Covid ha sido permanente, en la actualidad la red se encuentra más preparada para soportar hasta una ola de contagios.

“Uno está en tensa clama, porque está expectante cada día del nivel de contagio en la comunidad, sabiendo que después de un alto número de contagios, 7 a 14 días después, más o menos, eso impacta en la red de pacientes hospitalizados, el aumento en la red no es inmediato”, sostuvo.

“La red en los últimos días ha tenido una cantidad de hospitalizados mayor que al inicio, pero la diferencia es que ahora la red está mucho más reforzada y articulada, todavía con un rango adecuado para una demanda asistencial grande. (…)Ñuble jamás colapsó, nunca pasó del 95% de ocupación, cosa que sí pasó en Santiago que llegó al 100%, pero para lograr eso fue necesario expandir la red”, agregó.

En el último tiempo, Ñuble ha mantenido cifras fluctuantes, lo que mantiene en alerta no solo a las autoridades, sino al personal médico por los brotes que se han registrado en algunas localidades. El doctor Esveile recalcó que la mayoría de las personas que requieren camas en los distintos niveles, ha sufrido contagios en reuniones familiares.

“Los que llegan al hospital son personas que habitualmente tienen más de 40 años, aunque hemos tenido caso de personas muy jóvenes, incluso de 21 años. La gran mayoría tiene algunas enfermedades crónicas, pero también en este espectro hay personas que son totalmente sanas. La gran mayoría se ha contagiado por contactos con familiares, no porque ellos desempeñen una actividad de riesgo”, explicó.

Daniela Puentes (29) se encuentra en el segundo año de la especialidad de Medicina Interna en la Universidad de Concepción, y en el pasado hizo su internado en el hospital de Chillán, lugar del cual hoy se despide tras permanecen en la línea de combate contra el coronavirus.

“Habían turnos en la UCI que son de 24 horas, pero muchas veces tenía que continuar al día siguiente para pasar visitas en Medicina Covid, que es el paciente no crítico.  Entonces, al final se transformaba en casi 30 horas y muchas veces igual colaboraba cuando podía, en el Servicio de Salud haciendo llamados a los pacientes confirmados, ver sus contactos estrechos y ayudar a hacer licencias. En un intento de abarcar tantas cosas, igual uno se sentía estresado”, comentó.

La joven penquista comentó que contrajo el virus, pero lo logró contener a tiempo, ya que sus colegas cercanos no sufrieron la enfermedad. Sus síntomas fueron leves y su buena condición de salud influyó en su rápida recuperación.

Su experiencia en la primera línea contra el coronavirus, destacó, le permitió una vez reafirmar su fuerte vocación de servicio.

“Muchas veces cuando tenía que llamar a familiares, por ejemplo, y ellos se emocionaban, miraba en retrospectiva y veía que la labor que realizamos es sumamente importante, y me emocionaba”, expresó.

Tras congelar su beca, la químico farmacéutica Verónica Álvarez (31) , oriunda de Purranque, regresó al hospital de Chillán donde también es funcionaria y permanecerá hasta septiembre. Así detalló sus días de trabajo en plena crisis sanitaria: “Siempre es un desafío sobretodo en esta época donde hay más trabajo, pero contenta porque aprendí nuevas labores y áreas del desarrollo profesional que antes no había podido realizar. Tuve que encargarme del recetario magistral y la dispensación, es decir, la elaboración de jarabes o suspensiones orales para pacientes pediátricos y adultos, tanto hospitalizados como ambulatorios, y dirigir el área”.

 

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