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La polémica salida del nuncio cuestionado por Pérez de Arce

En abril del año pasado, luego de la carta que el Papa Francisco escribió a los obispos de Chile en el marco de la crisis de la Iglesia Católica, Sergio Pérez de Arce, actual administrador apostólico de la Diócesis de Chillán, entonces delegado para la recepción de denuncias de los Sagrados Corazones, advirtió que “un clamor mayoritario es el cambio del nuncio en Chile. Mons. Scapolo lleva casi 7 años en el país, más que la mayoría de los anteriores. Si el Papa se queja en su carta de “falta de información veraz y equilibrada” para valorar la situación chilena, parece evidente que una responsabilidad en esto la tiene Scapolo”. Y añadió que no tenía “la sensibilidad y las habilidades para apoyar a una Iglesia en crisis”.

El Papa tardó más de un año en concretar la observación de Pérez de Arce, compartida por la comunidad laica, quienes critican la gestión de Ivo Scapolo, nuncio apostólico de Chile desde 2011, por no entregar información veraz al Pontífice en el caso de Juan Barros. Esta semana el Vaticano comunicó el traslado de Scapolo a Portugal. Al ser consultado por este medio, Sergio Pérez de Arce prefirió no referirse al tema.

Vínculos con Ñuble

Scapolo visitaba frecuentemente la Diócesis durante la conducción del obispo emérito Carlos Pellegrin. Solía hospedarse en su casa de Chillán y también en la de Buchupureo, incluso lo acompañaba a celebraciones típicas en fundos de conocidos hacendados de El Carmen.

El embajador del Vaticano en Chile, quien tenía entre sus obligaciones informar al Papa de lo que ocurriera en el país, recibió el año pasado una denuncia contra Pellegrin, la que la Nunciatura, a diferencia de la de Bernardino Piñera, aún no comunica.

Juan Carlos Claret, secretario ejecutivo de la Red laical Chile, enfatiza que “la relación entre ambos se podría definir como algo más que cercanos porque rompiendo todo protocolo y tradiciones Scapolo frecuentaba mucho Chillán. No habría sido extraño que si no hubiese salido la verdad a la luz, Pellegrin haya podido ascender más en función de Scapolo. Dado que el poder dentro de la Iglesia chilena se concentró en pocas manos, donde Scapolo ejercía un liderazgo notorio, era rentable para Pellegrin estar bajo su alero, y él dispuso de sus propiedades de la Diócesis más de lo acostumbrado para que Scapolo fuese. Esta relación más que cercana se traduce no solo en el tiempo que pasaron juntos, sino también en la protección que le brindó Scapolo a las denuncias en contra de Pellegrin”.

Mirena Romero, chillaneja miembro de la Red laical Chile, afirma sobre la salida de Scapolo que “nos alegra que se haya ido, pero nos entristece que se haya marchado sin pagar ni rendir cuentas, pues es el responsable de gran parte de la crisis de la Iglesia chilena en los últimos años”.

“Estamos conscientes que la situación de Bernardino Piñera y de Carlos Pellegrin eran sostenidas por él. Son cosas que a lo mejor se supieron mucho antes, pero como existe amistad entre ellos esto se va tapando. Nos gustaría que su reemplazo más que un diplomático fuese un pastor, que escuche a todo el pueblo de Dios y no solo a los obispos, alguien como Bertomeu o Scicluna”, agrega Romero y destaca que los administradores apostólicos podrán “trabajar más en libertad sin la presencia de Scapolo”.

Marcial Sánchez, doctor en Historia y experto en Iglesia, considera que el nuevo nuncio apostólico que debe nombrar el Papa “tiene que ser una persona con fuerza en sus decisiones, que pueda golpear la mesa cuando sea necesario e informar por ejemplo si se están atrasando los procesos canónicos y verificar que avancen con la rapidez que correponde. Si hay víctimas que entienda la oportunidad de juntarse con ellos, si hay abusadores identificados que sea lo suficientemente claro para tomar las decisiones a nivel de Iglesia”.

Sánchez sostiene que “la salida de Scapolo destraba un problema serio. Era un hombre que tenía sus privilegiados, entre ellos los visitados. Pellegrin era un privilegiado de Scapolo y así se da cuenta por sus visitas a Chillán y la relación cercana que tenían, no así con algunos administradores apostólicos, no solamente el de Chillán, sino que otros que lo criticaron en su momento, porque es un hombre cerrado, que no escuchó a las víctimas y que le mintió al Papa. La persona que va a llegar no puede ser más nefasta que el que se va”.

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