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La misión del Centro Cultural pronta a entregarse a Chillán

Cristian Cáceres

La pandemia no permitirá que el Centro Cultural se inaugure con una gran fiesta como ocurrió el 2016 con el Teatro. Por estos días, el alcalde Sergio Zarzar evalúa detalladamente los pasos a seguir para entregar el edificio a la comunidad que esperó por más de 70 años el proyecto absolutamente terminado.

El Centro Cultural ya finalizó todas las obras pendientes y aunque falta la rendición de cuentas ante el Ministerio de las Culturas, debería quedar este mes todo preparado para su uso. Así lo plantea el jefe comunal, quien asegura que antes del término de su periodo, entregará en una fecha próxima (dentro de junio) una presentación de las instalaciones a la comunidad.

Este es el cierre de un proceso que para el alcalde significó un gran avance en materia cultural. “Cuando terminamos el teatro, después de 74 años, nos quedó adosada esta otra infraestructura. Logramos conseguir los recursos también para su término. Yo espero que el Centro Cultural siga la misma línea dentro de lo que yo planteé, que sea la universidad para los talentos de la ciudad independiente del servicio que tiene que prestar a toda la comunidad ñublensina. Yo valoro mucho el trabajo de la Escuela Artística, pero me preocupa que al terminar la etapa del colegio, los talentos que tenemos se vayan o se pierdan. Ése es el tema. Además, hay jóvenes con talento cuyas familias no tienen los recursos para llevarlos afuera. La idea es que la Municipalidad se haga cargo de ese desafío”, plantea.

¿El nuevo espacio cuenta con un plan de gestión?

Está hecho. Han participado tanto Arnoldo Weber (gerente del Teatro) como Pilar Correa, quien llegó a Chillán hace un tiempo y estuvo a cargo de la Casa Gonzalo Rojas, y ahora está incorporada a la Corporación Cultural Municipal; es una persona que tiene especialización en educación artística. La idea es que el Centro Cultural quede dentro de la corporación. Es un tema que está pendiente y que tenemos que resolver en estas tres semanas dentro del Concejo Municipal.

¿Ha conversado este tema con el alcalde electo, Camilo Benavente?

Camilo conoce el proyecto de cuando era concejal. En algún momento, dentro de la comisión se habló que el Centro Cultural quedara dentro de la corporación, al igual que el Teatro. Creo que la corporación ha demostrado gran capacidad de organización desde el Teatro Municipal por lo que puede también hacerse cargo de este nuevo espacio. Está todo ligado, el desarrollo de talentos es en el fondo el comienzo para llegar a lo más alto en lo artístico. Hay que fomentar el crecimiento y desarrollo de los talentos a través de este conservatorio.

¿El plan de gestión aborda el cómo se financia el nuevo espacio?

Ése es uno de los temas difíciles, este plan de gestión se hizo antes de la pandemia, y ha tenido que adecuarse a la realidad. Hoy hay una situación que está dentro del ámbito de la incertidumbre en cuanto a poder desarrollar actividades con normalidad. No es mucho lo que podemos avanzar, producto de que la Ley de Donaciones está casi detenida porque las empresas no pueden hacer aportes por la situación que estamos viviendo y el eje del plan era traer recursos a través de la gestión con empresas.

Le faltó implementar el Paseo de los artistas…

Pudo estar listo, tuve el dinero para hacerlo. Pero comenzamos a ver que no solo en Chile empezaron a atacar monumentos sino que en varias partes del mundo, entonces decidimos posponer el proyecto hasta que las condiciones se dieran. Esos recursos se destinaron a la pandemia. Yo creo que aún se puede hacer, pero dentro del Teatro. La Universidad de Concepción nos donó un piano en donde ensayó Arrau, entonces me imagino la figura del maestro sentado tocando en ese piano. Tenemos una escultura de Marta Colvin en la entrada, y me imagino a la escultora presentando su obra.

En lo personal ¿qué siente al ver todo el conjunto terminado?

Tuve la osadía de enfrentar un tema que nos recordaba el terremoto del ‘39 porque no habíamos sido capaces en más de siete décadas de terminar un espacio que era gravitante y que con el tiempo demostró que le cambió la vida a Chillán. Junto al equipo con el que trabajamos, y al apoyo de los gobiernos, pudimos concretar el sueño que para muchos era prácticamente imposible, cuando hay amor por la ciudad y respeto por la cultura, todo se puede hacer.

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