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La desconocida otra primera línea que combate la pandemia por Covid-19

Cristian Cáceres

El Hospital Herminda Martín es el establecimiento de salud de mayor capacidad resolutiva de la Región de Ñuble, donde trabajan 2.300 personas.

El complejo asistencial cumplió 75 años en medio de una amenaza invisible que ataca a nivel mundial y que puso a prueba a todos los equipos de salud en los escenarios más complejos. Un emotivo momento de silencio en homenaje a quienes no resistieron al coronavirus marcó el viernes pasado la conmemoración de la institución.

Durante los siete meses de pandemia el personal de salud se ha enfrentado a la mayor crisis sanitaria de la historia producto de un virus que se propaga rápidamente y por el cual los funcionarios han luchado exponiendo sus vidas por salvar la del resto.

En el recinto asistencial de Chillán, se combate a máxima capacidad una infección que no ha dado tregua, llegando a triplicar las camas críticas para atender aquellos pacientes que llegan a la fase más oscura del Covid-19. Ahí está la denominada “Primera Línea”, pero en el resto de los pasillos del recinto, hay otros “héroes sin capa” silenciosos que trabajan a diario y que también conviven en un ambiente donde el coronavirus es un peligro latente.

Camilo Lagos Lamas (32) ingresó al mundo de la salud hace cuatro años. Antes fue cartero y estudió Técnico Agrícola. En la actualidad se desempeña como conductor de un ambulancia trasladando a pacientes que reciben el alta médica o que son derivados a otros hospitales de la región y a residencias sanitarias. Cuando está fuera de su móvil, está en el cuartel de Bomberos, institución en la que presta servicio hace casi 10 años y donde lamentó la partida de algunos compañeros de filas producto del Covid-19.

“Da pena, porque no se pueden despedir como Dios manda, con la tradición de los bomberos, con el desfile en la noche y el traslado de sus restos al cementerio. Uno cree que ellos se merecen algo mejor por su larga trayectoria ayudando a la gente”, expresa.

A bordo de la ambulancia, Camilo confiesa que no tiene miedo a la enfermedad, pero sí respeto, ya que junto a su compañero, quien es Técnico en Enfermería, han sido testigos de la evolución de los pacientes y de los costos sociales de compatibilizar este trabajo con la vida personal por estos días. Apenas conoce a su sobrino, de 1 año, a quien solo ha visto un par de veces, desde una ventana. También siente no estar presente cuando su “abuelita” lo requiere para alguna diligencia.

“Nosotros vemos todos los días cómo se van los pacientes y cómo terminan después de la enfermedad, porque los que estuvieron positivos y complicados también los estamos trasladando.(…) A mi familia ya no la veo, por el bien de ellos más que nada. Antes nos veíamos todas las semanas. Todos me tienen miedo, porque trabajo con pacientes Covid, es parte de la ignorancia de la gente, que cree que ando con el virus, pero no porque las muestras me salen negativas. Al principio me hice una, porque tuve un contacto estrecho, pero me salió negativo. Estuve 14 días en mi casa y como soy bombero me hacen muestras permanentes”, relata.

Pero pese a las circunstancias actuales y a lo difícil que se ha tornado el camino, su trabajo es su pasión y su colega de labores un “hermano”, con quien se complementa a la hora de cumplir con las exigencias del hospital. En su turno debe trasladar entre 11 a 12 pacientes, trabajando bajo presión y con una gran responsabilidad sobre sus hombros.

“De nosotros depende desocupar los servicios. Si nosotros trabajamos lento, los servicios no van a poder sacar pacientes y no van a tener camas para otros que vienen llegando.Antes nosotros no trabajamos con la Urgencia, pero ahora nos estamos dedicando más a sacar los pacientes de alta, para que un nuevo paciente entre y sea atendido”, advierte.

Es por eso que desde su ambulancia, Camilo se siente parte de la primera línea, sabe que de su labor también dependen otras vidas en un contrarreloj constante.

“A veces no nos nombran como ‘Primera línea’, y estamos ahí. Creo que también nos podrían llamar así, porque somos como guerreros, me siento identificado como tal. Tratamos de trabajar de la mejor manera posible con el paciente”, confiesa.

Estos días han sido especiales para los funcionarios en el hospital, ya que se renueva el compromiso con una labor que no ha estado exenta de momentos difíciles producto de la crisis sanitaria.

“Yo me proyecto trabajando en el hospital, pienso morir aquí. Uno en estos tiempos se da cuenta de su verdadera vocación de servicio, además que uno es bombero, y además tus compañeros pasan a conformar tu familia. Con mi colega, quien es Técnico en Enfermería, somos “uña y mugre”, nos llevamos súper bien. Es como un hermano. Es quien aguanta mis mañas. Con él empecé y gracias a él pude seguir, porque me aconsejó para poder ganar este puesto”, declara.

Transmitiendo tranquilidad

Hace 9 años Inés Gajardo Cires trabaja en el complejo asistencial chillanejo. Allí la Técnico en Enfermería Nivel Superior recibe y prepara pacientes en “Cirugía Módulo A” para que ingresen a pabellón y además los acompaña a los exámenes que los doctores indican, durante un turno de 12 horas. También, se preocupa de ayudar a los colegas nuevos, compartiendo su experiencia y conocimiento. “Es bonito enseñar lo que uno sabe”, comenta.

Sus dos hermanas también siguieron sus pasos, se empaparon del entusiasmo que siente Inés por su carrera. Hoy, las tres forman parte de la salud pública de la capital regional.

Al inicio de la pandemia, reconoce que la invadió el miedo al contagio y de afectar a su entorno cercano, sin embargo, con el paso de los meses, logró sobreponerse a sus temores y trabajar con los resguardos necesarios, que le han permitido hasta ahora estar invicta.

“Al principio teníamos muchos turnos, pero después ya no, se normalizó. Igual cuando falta gente por licencia o por pandemia, tenemos que cubrir turnos y salir adelante y enfrentar todo lo que venga”, cuenta.

Transmitir tranquilidad y seguridad a los pacientes son unas de las mayores preocupaciones de Inés a la hora de atender a los usuarios, tal como lo hacía en el pasado cuando atendía adultos mayores a domicilio.

“Igual ha sido un cambio para todos, porque antes vivíamos otra vida. Entonces, ahora todo es con mucho cuidado en el trabajo, en la casa y en la calle, dar educación, porque la gente piensa que esto no va cambiar y nadie sabe lo que va pasar. Hay gente que no está de acuerdo y no cree, y uno tiene que darles seguridad, mostrarles lo que está pasando y enfrentar lo que venga”, expresa.

En esta nueva realidad, la funcionaria enfatiza que más allá de los reconocimientos y los aplausos que han recibido los trabajadores de la salud alrededor del mundo, lo que verdaderamente importa es “que la gente se cuide, se quede en su casa, no hagan fiestas, que respete la pandemia, porque si no nos cuidamos entre todos esto va seguir avanzando y quizás hasta cuando”.

Un apoyo fundamental

El cansancio y la responsabilidad no opacan la satisfacción que tiene Vanessa Villagrán Paredes por el arduo trabajo realizado en los últimos meses. La Tecnóloga Médica está a cargo de la Sección de Biología Molecular, en el único laboratorio de Ñuble donde se analizan las muestras de PCR para la detección del coronavirus, y que comenzó a fines de marzo procesando 100 muestras diarias hasta llegar a 1.000 hoy día, en menos de 24 horas.

“El RT-PCR no es una técnica fácil, es una técnica muy sensible e implementarla en tiempo récord, como lo hicimos en prácticamente tres días, fue un trabajo intenso, estábamos 24 horas en el laboratorio para poder partir con esta técnica a nivel regional”, recuerda.

Vanessa destaca que el trabajo en equipo y apoyo entre colegas ha sido clave para enfrentar los momentos difíciles, marcados por daños físicos durante la jornada y psicológicos en el contexto de la pandemia.

“Hemos pasado momentos de colapso. Tengo muchos colegas que han sufrido daño físico por todo este proceso, porque la extracción del material genético del Covid es un proceso donde pipeteamos muestras y eso ha generado tendinitis, pero todo se ha sobrellevado con tratamiento médico y terapias, pero también hemos tenido alto impacto en el aspecto psicólogo por todo lo que está pasando, pero lo hemos sobrellevado bien porque somos un buen equipo y entre todos nos vamos apoyando”, detalla la profesional de 30 años.

“Si la gente no es responsable, no va a terminar nunca”

A juicio de la encargada de la Sección de Biología Molecular del Laboratorio del Hospital Herminda Martín, la emergencia sanitaria no tendría para cuando terminar debido a la irresponsabilidad de las personas que no toman en serio esta enfermedad que puede llegar a ser mortal.

“Creo que si la gente sigue siendo poco empática esto no va a terminar nunca, hasta que llegue la vacuna porque uno ve a la gente que se relaja en las calles, y no se está dando cuenta que por su irresponsabilidad puede contagiar a algún familiar o a alguien cercano, sobre todo a gente de mayor edad o con factores de riesgo, así que esto va para largo si la gente no tiene consciencia”, asegura.

A casi siete meses desde que inició la crisis por el Covid-19 Vanessa asegura que aún existen quienes no creen en el virus, ignorando la loable labor que hace cada día el personal que está detrás de la llamada primera fila de combate.

“Una vez estaba sacando dinero de un cajero y escuché a unas señoras que decían que el coronavirus era falso, que ellas no usaban mascarillas porque se ahogaban con su propio oxígeno, y que todas las PCR que se hacían eran de mentira. La verdad me dio rabia escuchar eso porque estamos acá 24/7 procesando muestras y si fueran inventos sería súper fácil estar desde la casa inventando resultados, pero esto es verdad, y le digo a toda esa gente que tenga un poco de empatía, vean los resultados, que hay muchos brotes y la mayoría son brotes familiares, y algún día les puede tocar a ellos”, recalca.

UCI en Covid

Jorge Valdebenito lleva 6 años como Auxiliar de Servicio en pabellón, pero a raíz de la contingencia sanitaria el pabellón quirúrgico fue reconvertido en Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) para pacientes no Covid.

“Creo que ha sido un paso súper importante desde el punto de vista de los auxiliares, más que aprendido hemos ejercido un poco nuestros conocimientos, en este caso en el pabellón que se transformó en UCI, y ha sido importante porque hemos puesto en práctica nuestros conocimientos y así dar un mejor pasar a nuestros pacientes”, indica.

 

Asegura que tanto él como sus compañeros estaban preparados para asumir este nuevo reto de atender a pacientes en camas críticas.

“Creo que todo el personal tenía conocimiento de cómo atender a los pacientes, y nos faltaba más la práctica y en estos meses se nos ha dado la oportunidad de poner en práctica todos los conocimientos que teníamos”, dice el chillanejo.

Su jornada inicia a las 8:00 de la mañana, aunque al comienzo trabajó en turnos de 24 horas con tres días de descanso, posteriormente el horario se fue ajustando a 12 horas, y actualmente cumple un turno permanente de 8:00 a 17:00 horas. “Nuestra labor ha sido demasiado importante porque más de uno sintió que estaba ayudando al paciente, se sintieron importante haciendo su labor”, destaca, agregando el apoyo incondicional y respaldo de sus familiares durante las extensas jornadas.

Jorge reafirma que su trabajo le ha dejado enseñanzas de vida que cambiaron su manera de ver las cosas. “Todos miramos lo superficial de la vida o pensamos mucho en uno mismo, y nadie se pone en el lugar del otro, ya no hay empatía dentro de las personas en el mundo, todos piensan en sí mismo y nadie empatiza con la persona que tiene al lado”, expresa el Auxiliar de Servicio.

Asegura que el ser un funcionario del Hospital de Chillán a veces no es visto con buenos ojos, pues en estos tiempos de pandemia las personas lo consideran como un potencial transmisor del Covid.

“Tenemos muy poco reconocimiento, creo que solo del 10% de la población. Al trabajar en el Servicio de Salud tenemos más porcentaje de contagiarnos y por lo mismo no nos miran con buena cara”, revela.

Para evitar eventuales contagios es muy precavido con las medidas preventivas y de higiene, también usa siempre los elementos de protección personal. “Al momento de irme a la casa trato de hacer una buena higiene, un buen lavado de manos, dejar todas las pertenencias en una bolsa de basura e ir directo a la ducha”, detalla.

Sobre la emergencia sanitaria Jorge añade que “la gente está sin miedo porque no les ha tocado a ellos, en el momento que les toque o a un familiar directo le van a tomar realmente el peso al asunto a la pandemia, pero si no les toca no van a creer y créanme que es demasiado fuerte ver personas jóvenes que tienen toda una vida por delante y terminan falleciendo”.

Texto: Susana Núñez-Antonieta Meleán

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