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“Ha sido un camino difícil, estuve a punto de dejar todo”

La historia de José Fuentes, incansable y sacrificado semifondista de Coihueco, atleta del Club Galgos Runners e integrante del Team Ñuble, ha estado marcada por el sacrificio.

El 2017 comenzó su camino en el atletismo cuando lo invitaron a correr por el club en el que lo forjó su entrenador Octavio Sandoval y en un mes, su talento innato le permitió ganar el Regional de Cross Country y correr el Nacional.

“Ahí me propuse hacer de esto algo grande. Pero fue un camino difícil. Corriendo en la calle sin mucho apoyo. Costeando todos los viajes a distintas partes”, recuerda.

Sin embargo, su título nacional en los 3.000 metros planos en los Juegos Deportivos Escolares del 2018, llegando a la meta con las zapatillas rotas, fue su gran salto a la consagración. Y aunque aparecieron los auspiciadores y el apoyo, el 2019 una lesión al Talón de Aquilés, le impidió brillar en el Nacional. Pero se reencantó con la pretemporada que realizó con sus compañeros del Club Galgos Runners en Calama, donde vivió como profesional el atletismo.

“Estuve muy mal sicológicamente, quedé fuera y entré en un bajón por dos meses. Me motivó Calama, me sentí un profesional del atletismo. Me encantó ese estilo. Al llegar a Coihueco al nivel del mar fue difícil acostumbrarse, pero ese entrenamiento en la altura sirvió en los Juegos de la Araucanía. Fue la base para conseguir la medalla de bronce”, reflexiona.

“Pensé en dejar todo”

La pandemia del Covid-19 fue un golpe duro para José. Entrenó por más de cinco meses confinado en su hogar y recién hace un mes lo hace en la pista del Estadio Atlético de Coihueco que abrió sus puerta bajo estrictas normas sanitarias en fase tres.

“Como mediofondista necesitaba el estadio atlético y antes que lo abrieran, entrenaba en las calles, lo que era muy peligroso y riesgoso, porque temía infectarme. Pero ahora en la pista puedo hacer mis series y recuperar la parte aeróbica. Hay que recuperar el nivel para a fin de año estar a full”, confiesa, más optimista, tras recuperar las ganas de seguir, porque relata, hubo un momento que quiso dejarlo todo.

“Fueron muchas caídas, quise dejar el atletismo, me cuestioné dejar a mi familia de lado, por competir y los entrenamientos. Pero valió la pena porque mi familia me apoya y gracias a ella estoy donde estoy”, subraya.

Su nominación a la prenómina de la Selección Chilena fue una inyección de motivación en su último en la categoría y en medio de la frustración de no poder competir en los Juegos de la Araucanía 2020 que fueron suspendidos por el covid-19.

La Seremía del Deporte le aportó una trotadora para fortalecer la parte física y ahora en pista se enfoca en mejorar su marca en los 1.500 metros, prueba en la que está quinto a nivel sudamericano con una marca de 3’57”.

“Creo que el otro año entro en mi ciclo olímpico para poder ir a los Juegos Olímpicos de París. Espero ser ratificado en la Selección Chilena, por lo que espero bajar a 3’50” mi tiempo en los 1.500 metros”, detalla.

Sus próximos desafíos son los Juegos Bolivarianos 2021, el Panamericano Juvenil y ser ratificado en la Selección Chilena, objetivos que espera alcanzar con el apoyo de sus auspiciadores (MoveCenter, Dynoos, Fundación Marco Oneto y Catalina Bravo), su familia y su entrenador que le propuso, incluso, incursionar en la prueba con obstáculos.

“Es una linda prueba, pero una dolencia en la espalada me complica. Aunque no lo veo imposible. Tengo la estatura y las piernas largas. A fin de mes espero tener un control de 1.000 metros y reforzar las repeticiones”, sentencia José, el atleta que sigue creyendo, a pesar de las piedras en el camino y en plena pandemia, que todo su esfuerzo vale la pena.

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