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Exportar más vino

Esta semana, el Gobierno Regional de Ñuble firmó un convenio con ProChile Ñuble para traspasarle $546 millones, con el objetivo de financiar el Programa de internacionalización vitivinícola del Valle del Itata y zonas de rezago.

Este programa contempla una serie de acciones para apoyar a exportadores y potenciales exportadores de vino de la región, que van desde la formación exportadora (capacitación) hasta la promoción comercial (participación en ferias internacionales, misiones comerciales) y difusión comercial (visita de importadores, visita de críticos y especialistas, material publicitario, entre otros).

De esta forma, se aspira a aumentar el número de exportadores de vino de la región, así como los volúmenes exportados, pero también a diversificar los mercados de destino.

Según estadísticas de Odepa, elaboradas con información de Aduanas, durante 2019 la región de Ñuble exportó 1,6 millones de dólares en vinos y alcoholes, una cifra que oculta los millones de kilos de uvas del Valle del Itata que se procesan en las bodegas de la zona central, así como los millones de litros de vino a granel elaborados en Ñuble y que son vendidos a empresas vitivinícolas nacionales, muchas de las cuales son exportadoras.

En ese contexto, uno de los desafíos de los productores de la región es convertirse en exportadores, un camino que les permitiría aumentar sus ingresos, pero también asumir más riesgos.

Si bien el trabajo de los organismos del Estado hasta ahora se ha concentrado en fomentar la asociatividad para vender de manera conjunta la uva vinífera, así como también para vinificar y comercializar vino a granel, evitando los intermediarios, también se han dado pasos importantes en el mejoramiento de la calidad de los vinos, lo que ha permitido ir aumentando los volúmenes de producto embotellado. En términos cualitativos, es destacable que un gran número de etiquetas del Valle del Itata haya logrado buenos resultados en los concursos Catad’Or, sin embargo, hace falta un mayor volumen para que esos triunfos se traduzcan en un beneficio concreto para los productores.

Es por ello que la asociatividad también cumple un papel clave en el desafío de incrementar el volumen y el valor de las exportaciones de vino de Ñuble, y el mencionado programa de ProChile apunta precisamente a eso, ya que una de las principales barreras para acceder a los mercados suele ser la cantidad demandada por el importador, demasiado elevada para un pequeño productor de Itata.

Y si bien existe un relato potente basado en el carácter patrimonial de las cepas, en la antigüedad de las vides y en las prácticas ancestrales de miles de viñateros, se requiere un trabajo de gestión que reúna una oferta atractiva en volumen y de calidad homogénea que pueda competir en los mercados más exigentes del mundo, de manera que en pocos años más los principales poderes compradores de uva y vino en el Valle del Itata sean precisamente empresas asociativas nacidas en el territorio, con una clara vocación exportadora, para así dejar atrás décadas de bajos precios y pobreza.

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