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Expertos explican el comportamiento social que trajo el Covid-19

Germán Vega tiene 28 años, es oriundo de Concepción, pero desde años trabaja en Chillán. Es de profesión profesor y actualmente es el coordinador de la Vicaría para la Educación en la ciudad. Vive solo, su familia está hoy en la capital del Bío Bío y su preocupación en estos días son sus padres. Por eso, decidió no viajar a verlos, a pesar que en su trabajo se decretó cuarentena preventiva. Cuenta que el 16 de marzo compró los víveres necesarios para varias semanas y que está tranquilo, trabajando en su jardín, preparando su examen de grado de magíster y comunicándose con los otros docentes a través de su correo electrónico. “Es poco lo que tengo pero es porque vivo solo, no necesito de muchas cosas. También soy consciente de mis necesidades de hogar y consciente que hay familias que necesitan mucho más. Con mi familia estoy en comunicación diaria a través del teléfono y solo quiero que la gente escuche el llamado y se quede en casa. Hay que tener sentido de responsabilidad, empatía y una fuerte mirada crítica en prevención”, precisa.

El caso de Germán es el de muchos que por estos días han tomado sus resguardos, en medio de la incertidumbre por no saber qué pasará en lo inmediato. Pero hay muchos que se lanzaron a los supermercados, y varios más a las farmacias en una búsqueda desesperada por mascarillas y alcohol gel, un síntoma social de una de las pandemias más agresivas de la historia humana.

Héctor Cárcamo Vásquez, sociólogo y doctor en Antropología Social y Cultural, entrega los alcances de esta crisis. “Una vez más, Chile y los chilenos debemos enfrentar una situación disruptiva, una situación que rompe con aquellos elementos de la rutina que configuran nuestra normalidad. Este escenario de incertidumbre expone nuestros temores irracionales y como consecuencia, pone de manifiesto comportamientos poco deseables para el bien común. Si bien, las autoridades locales felicitan el comportamiento maduro de los ciudadanos, no es menos cierto que un recorrido rápido por los supermercados de la ciudad permite apreciar a esos mismos ciudadanos comprando más papel higiénico y productos desinfectantes de lo que requieren en un año”; advierte.

“Por su parte, Don Francisco, en una conocida radio nacional, llama a los chilenos y chilenas a comprometerse nuevamente con la Teletón, tocando esa fibra solidaria que tanto caracteriza al pueblo de Chile ¿Qué hacer?, ¿Cómo comportarnos? Por una parte, los medios de comunicación exhiben –no sin poco dramatismo- los efectos de la pandemia en el concierto internacional, por otro, se nos pide ser solidarios con la Teletón y, por otro, la máxima autoridad del gobierno, decreta estado de catástrofe activándose los recuerdos de un pasado-presente, con militares en las calles. Con estos elementos, no es difícil comprender el comportamiento compulsivo de los ciudadanos-consumidores. Mensajes disímiles, sobre exposición a la información, comportamientos irresponsables de políticos locales que hacen caso omiso de las advertencias y asisten a una celebración masiva; no hace sino perfilar un cuadro de incertidumbre a través del cual se evidencian la fragilidad de los vínculos sociales (consumidores y no ciudadanos), buscamos cubrir eventuales situaciones de desabastecimiento, poniendo sobre la mesa el predominio de una racionalidad instrumental (individualismo radicalizado). Algo está claro, la pérdida de sensibilidad moral –la adiaforización, dirá Bauman- está cada vez más enquistada en nuestra sociedad”, puntualiza el experto.

Aislamiento social

Carol Vera es una abogada chillaneja que decidió tomar la recomendación de las autoridades y comenzar desde la semana pasada un periodo de aislamiento social en su casa, junto a su pareja y dos hijos de 10 y 2 años. “Tomé la decisión porque he visto lo rápido que se expandió y que aunque no veamos el virus, existe y la gente muere. Porque el trabajo que desarrollo implica ir a lugares de acceso al público en los que desconozco quienes han estado ahí y que me pueden contagiar y luego yo contagiar a mi familia. Además, tengo factores de riesgo como ser asmática y cada vez que tengo una enfermedad respiratoria la paso muy mal y mis niños me necesitan bien, aunque será un tiempo de escasez económica”.

A pesar de estar en casa con la merma económica que eso le significa, Carol cuenta que ha podido hacer otras cosas como revisar causas, estudiar y jugar con sus niños. “La existencia de internet, acceso a redes sociales, Netflix y todo lo semejante hace llevadera la vida encerrada. Comemos lo que nosotros nos preparamos y siento que es posible valorar lo que tenemos. Y si falta algo, ha sido Álvaro (mi pareja) quien ha salido solo una vez a comprar porque tiene mejor salud. Él toma todas las medidas de seguridad que hay para estos casos”, explica.

Por estos días, eso sí, Carol no ha podido ver a su tía y a su abuelo. “Eso me tiene un poco triste, no poder ver a quienes quieres. Es la parte fea de todo esto”, afirma.

Claves para enfrentar la crisis

El psicólogo, académico y master en Intervención Social, Emmanuel Rosales Astudillo, entrega algunas claves de la conducta humana ante esta crisis. “En los últimos días hemos visto cómo nuestro entorno social ha manifestado una serie de conductas frente a la crisis mundial producida por el Covid-19, y desde algún punto de vista pareciera que el miedo a la enfermedad es peor que la enfermedad misma”, incida.

“Estamos frente a una situación que objetivamente es angustiante y de preocupación, y por ello, la mente humana reacciona en parámetros esperados con ciertos niveles de ansiedad y miedo. Sobre todo, porque es algo que escapa, hasta ahora, de lo que como seres humanos podemos controlar. A esto debemos sumar la sobrecarga de información, principalmente vía redes sociales, que muchas veces, y lamentablemente, carece de racionalidad y cuyo origen es el muchas veces estéril rumor. Caso particular es el de aquellas personas que presentan algún tipo de trastorno ansioso, hipocondría, o los tintes esperables de algunos tipos de personalidad, como el obsesivo compulsivo”, advierte el especialista.

En cuanto a las conductas inesperadas que conllevan situaciones como la que estamos viviendo, Emmanuel es claro. “Frente al miedo y la angustia, muchas personas presentan conductas que parecieran sorprender: correr a los supermercados y comprar elementos en exceso, como el papel higiénico. Esto tiene múltiples análisis, y los seguirá teniendo. Pero lo primero que podemos pensar es que, ante la situación de estrés, las personas no se detengan a pensar reflexiva y acabadamente en lo que están haciendo. El caso particular del papel tissue se presenta, quizá, porque es un producto limpieza y bienestar, que produce la sensación de seguridad”, puntualiza.

“La lógica de acaparar se puede pensar como una conducta imitativa, propia del ser humano, explicada desde una mirada incluso neurocientífica. Por otro lado, es de entender que, ante situaciones nuevas, actuemos de maneras desadaptativas, y ante la percepción del riesgo, las personas buscan ‘salvarse’ de todas las maneras posibles. Con todo esto, además, debemos entender que vivimos en una sociedad bajo un modelo capitalista, que por décadas ha propiciado de manera transversal el individualismo y la competencia, que no promueve mayormente la solidaridad. Por ello no es de extrañar que los carros de supermercado demuestren la capacidad de acaparar y no la de compartir”.

Emmanuel también entrega consejos para enfrentar estos días. “La manera más básica y fundamental frente al escenario de incertidumbre y pánico es informarse en fuentes idóneas. Es fácil asombrarse con lo que nuestro entorno ‘reenvía’; por eso, lo mejor es buscar la información en medios oficiales, y no dejarse impresionar por el rumor”, aconseja.

Foto: Cristian Cáceres

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