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Enfoque adecuado

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Al igual que ante muchos problemas complejos, la respuesta a la pandemia del coronavirus debe ser sistémica. No se puede caer en el error de pensar que solo los centros de salud y sus funcionarios (as) o los ventiladores mecánicos, podrán resolver la gran amenaza que representa el Covid-19. Es hora de enfatizar la necesidad de fortalecer los elementos generales de salud pública, las medidas de higiene y las respuestas de la población para contener la propagación de la enfermedad y evitar el colapso de los hospitales.

Las señales no son buenas. La falsa idea de que somos un ejemplo a nivel país de contención y estabilización de casos con tendencia a la baja, que algunas autoridades locales alentaron, se estrella con la realidad. El Minsal publicó el miércoles un nuevo informe epidemiológico del Covid-19, donde la región aparece con 400 casos activos, cifra mayor a los anteriores reportes y que empata el peak de contagios que experimentó en marzo pasado, cuando se implementaron la cuarentena y el cordón sanitario en Chillán.

La preocupación surge no solo tras constatar el aumento de casos activos, sino que sobre todo al observar comportamientos cotidianos de los chillanejos -como no usar mascarillas, no respetar la distancia física mínima o aglomerarse- que ponen en riesgo a los desobedientes y a quienes pertenecen a su entorno. La gente pareciera olvidar que estamos ante un virus que no distingue capas sociales ni condiciones económicas. Cualquiera puede contagiar a cualquiera por la vía menos esperada. Pretender ser indiferentes o confiados ante esta situación es jugar con la vida propia y las de los demás.

El hecho de que el Gobierno autorice la apertura del comercio no puede interpretarse como luz verde para que los ciudadanos -principales responsables de su propia integridad- quieran asumir riesgos innecesarios saliendo a la calle cuando pueden mantenerse encerrados.

No es gratuito que las curvas que revelan mayores contagios coincidan a la baja cuando se ha sido estricto con la cuarentena y al alza cuando ha habido relajamiento.

En sociedades más desarrolladas que la nuestra, que han logrado controlar de mejor forma la pandemia, el elemento que marca la diferencia es el autocuidado, que no es otra cosa que una responsabilidad individual que trasciende a lo colectivo y mejora el bienestar social.

Cuando se indaga sobre los porqués del buen manejo Alemania, Suecia, Finlandia o Uruguay, sale a relucir la educación y conciencia cívica, que significa cuidarse de no contagiarse ni de contagiar a nadie. Pues es esa la gran enseñanza que hoy debemos difundir para enfrentar el coronavirus.

No podemos seguir secuestrados por un virus que difícilmente va a desaparecer en el mediano plazo. La “nueva normalidad” ya está aquí y el autocuidado la única vacuna que tenemos a mano.

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