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En prisión preventiva queda acusado de apuñalar a su pareja

En medio de insultos se fue al calabozo, ya en calidad de preso preventivo, el malabarista Ignacio Romero Correa, a quien se le formalizó por el delito de femicidio en calidad de frustrado, acción por la que fue considerado un peligro para la sociedad y acreedor de la máxima medida cautelar, que deberá cumplir en calidad de preso aislado en la cárcel de Chillán.

Quien estuvo a cargo de la formalización fue el fiscal Pablo Fritz, quien relató en detalle el ataque sufrido por su conviviente, Elizabeth Roa (23) en la madrugada del martes, en el pasaje Lozier de la Población Rosita O’H iggins.

“Tras una discusión que sostuvo la pareja al interior de su domicilio, el imputado comenzó a golpearla y le dio una puñalada. La víctima logra escapar porque en uno de los ataques, la hoja del cuchillo se dobló”, detalló el persecutor.

Sin embargo, y como complementa el parte policial, Romero Correa tomó otro cuchillo y la apuñaló en múltiples ocasiones, ya en la vía pública, cuando la mujer solicitaba el auxilio de los vecinos, quienes fueron testigos del ataque.

“La víctima perdió más de un litro de sangre, se le perforó un pulmón, tiene una fractura costal, cortes en las manos, rostro y una serie de otras lesiones graves, que le habrían costado la muerte de no haber sido por la asistencia del SAMU y por las intervenciones a las que fue sometida en el hospital”.

“Estaba con él por miedo”

Tras el ataque, Romero Correa viajó hasta Concepción para entregarse en horas de la tarde a la PDI de esa ciudad.

Paralelamente, las diligencias continuaban por parte de la Brigada de Homicidios (BH) de la PDI chillaneja, quienes lograron entrevistarse con la afectada.

En su declaración se precisa que ambos estaban en proceso de separación y que ella era constantemente maltratada por su conviviente con quien tiene dos hijos de cuatro y  cinco años.

De hecho, hubo dos denuncias por violencia intrafamiliar en contra del artista callejero, por las que se le formalizó y se le obligó a seguir un tratamiento contra el alcoholismo. Generalmente, las discusiones eran por el carácter celoso del agresor.

Finalizada la audiencia, la madre de la mujer, quien aún se encuentra hospitalizada, Sermira Uribe, dijo que “ella se emparejó escondida porque a nosotros nunca nos gustó ese joven. Ya sabíamos que la maltrataba, pero ella nos dijo que no nos metiéramos, que ella ya se iba a separar. Lo malo es que seguía con él porque la tenía amenazada, la amenazaba con los niños, estaba con él por miedo, no por amor”.

Al respecto, el fiscal Fritz lamentó lo común y frecuente que resulta el que las mujeres víctimas de violencia intrafamiliar se retracten de sus denuncias. “Es una realidad que vivimos todo el tiempo y estas causas terminan en absoluciones o no pueden ser acusadas. En este caso, hubo más hechos de violencia,  pero la víctima nunca los quiso denunciar”.

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