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Emprendedores que invirtieron su 10% de las AFP apoyan idea de segundo retiro

El controvertido retiro del 10% de los fondos de pensiones, que para los afiliados a las AFP de la región de Ñuble ha significado, en la práctica, retirar en promedio un 43,4% de los saldos de las cuentas de capitalización individual, no solo ha sido una ayuda clave para más del 85% de los cotizantes de la región, sino que también ha constituido una potente inyección de liquidez para los miles de emprendimientos que hoy atraviesan un escenario complejo o para los que buscan crecer y proyectarse sin aumentar sus pasivos.

Asimismo, estos recursos se han convertido en la oportunidad de muchos que han perdido su empleo, tanto por la crisis sanitaria, el estallido social o la precariedad del mercado laboral local, para iniciar un emprendimiento. Basta recordar que en los últimos 12 meses se han perdido más de 35 mil puestos de trabajo en la región.

Y es que desde la perspectiva de un emprendedor, no hay mejor inversión para la vejez que el emprendimiento propio, es decir, ellos confían más en el esfuerzo propio que en el sistema de pensiones para hacer crecer su capital, de hecho, tradicionalmente los emprendedores no cotizan en las AFP porque son trabajadores independientes, muchas veces empleadores sin contrato, por lo que sus cotizaciones corresponden más bien a periodos acotados o intermitentes en que han sido trabajadores dependientes.

Por ello es que su apuesta para el futuro apunta a rentabilizar sus inversiones y generar un colchón de seguridad para la vejez, como la adquisición de un bien raíz o la expansión de la empresa.

Por eso mismo es que los emprendedores fueron de los primeros que manifestaron su apoyo al retiro cuando el proyecto de ley se discutía en el Congreso, y hoy respaldan la iniciativa del segundo retiro, aunque muchos de ellos ya giraron el 100% de su saldo.

Abrió un supermercado en San Ignacio en plena pandemia

Patricio Garay Riveros (31 años) abrió un supermercado en San Ignacio en julio pasado, en plena pandemia. Y gracias al 10% de la AFP pudo ampliarse y convertirse en el más grande de la comuna, lo que se ha traducido en un aumento en las ventas.

“Yo saqué mi 10% y mi hermano también saco su 10% y me lo prestó, para yo inyectarlo en el negocio, que se llama Supermercado Troya, más que una marca, una historia”, relató este ingeniero agrícola chillanejo que se mudó este año a San Ignacio para reinventarse una vez más.

“Yo trabajaba para Forestal Arauco, pero quedé sin trabajo en 2016, y como nadie paga los sueldos que paga la forestal (me pagaban $1,5 millón, más una casa en Quillón, una camioneta, luz y agua), decidí emprender, porque vi una debilidad en el reparto de sushi, se demoraban mucho, así que empecé a elaborar sushi y lo vendía afuera del Supermercado Santa Isabel, fui el primero que llegó a ese lugar, en 2017, llegué a ganar tres millones de pesos mensuales”, recordó.

“Luego, me instalé con un restorán en Chillán Viejo, junto a mi hermano Andrés Vera. Se llamaba Rumba, una fiesta en tu paladar. Nos estaba yendo bien, pero sufrimos un robo grande en 2018 y tuvimos que cerrar, perdimos más de $10 millones en mercadería y equipos y no teníamos cómo responder a los proveedores.

Así que de ahí nos fuimos a las ferias costumbristas y vendíamos lo mismo que en el restorán: terremotos, empanadas, handroll (sushi) y pizza. En eso estábamos cuando fuimos a participar a la Fiesta del Mar, en Dichato, el 18 de octubre de 2019, pero justo se produjo el estallido social y nadie fue a la Fiesta, así que perdimos todo lo que habíamos ganado, toda la mercadería, empezamos a comernos los ahorros y justo nos salvó la AgroExpo San Carlos, en marzo, y cuando esperábamos el repunte llegó el Coronavirus. Así que, aprovechando que mi polola trabaja en San Ignacio, nos mudamos y vendí todos los equipos de cocina”, resumió.

“En San Ignacio comencé a vender mascarillas, y me fue bien. El primer día vendí 50 en una hora, llegué a 350 diarias, era el único que vendía en el pueblo. Y mi suegra, que hacía vestidos de huasa, comenzó a fabricar mascarillas y yo las vendía. Así fue como juntamos plata, más un crédito Fogape -yo no había liquidado la empresa- y creamos el supermercado, tenía un millón de pesos, algunos emprendedores amigos me prestaron mercadería, yo hice los muebles, y así partí el 17 de julio”.

“Yo alcancé a cotizar 4 años, entre frigoríficos y la forestal. Retiré 1 millón de pesos (el piso legal) y me quedó un poco. Con ese millón, más el millón de mi hermano, tenía 2 millones para inyectar al negocio: compré mercadería y pude habilitar otra parte del inmueble y ampliamos el supermercado a un mes de haber abierto, lo que tuvo un efecto positivo, las ventas se duplicaron altiro. Por eso creo que en las próximas semanas terminaré de habilitar la propiedad completa”, dijo.

Garay tiene claro que su vejez no depende de la AFP: “Mi proyección es trabajar como chino hasta los 45 años, a esa edad espero lograr una estabilidad. Este es un proceso, un camino difícil. He aprendido de todo lo que me ha pasado, a no gastar todo, a reinvertir. Yo no espero recibir una pensión de vejez, si pudiera retiraría el 100%. Yo les doy empleo a mi hermano y a mi sobrina, y la proyección es dar empleo a 8 personas. San Ignacio tiene muchas carencias, es decir, son oportunidades de negocio. Espero tener inversiones que me permitan vivir mi vejez tranquilo”, concluyó.

Panaderos de El Carmen con horno y furgón nuevo

Ángela Benítez Caro, (31 años), es egresada de enfermería, de El Carmen; y su pareja Patricio Cárdenas Bocaz (21 años), es panadero, con quien tiene un hijo pequeño y la empresa “El Panadero con el pan”, que lleva dos años funcionando en El Carmen, donde reparten el pan fresco y masas al estilo tradicional, con música, pero también con pedidos a través de redes sociales.

“Antes de estar juntos, Patricio partió con el negocio. Luego me sumé, lo reactivamos, y también elaboramos pizzas y repostería. Vendemos varios tipos de pan, usamos harina sin aditivos, no usamos manteca, usamos aceite y margarina vegetal. Nos interesa que sea un producto de calidad y también sano”, explicó.

No cuentan con una sala de ventas. “Vivimos en la zona rural, a 5 kilómetros de El Carmen. Todo el pan lo vendemos a través del reparto. Vendemos a pedido, pasamos por el pueblo con una música y la gente sale a comprar cuando nos escucha, es como vender verduras, hay gente que nos agenda por redes sociales (Instagram y Facebook), y también distribuimos a cinco almacenes en zonas rurales, en Trehualemu”.

Egresada de enfermería, solo alcazó a hacer un reemplazo y luego quedó embarazada, y después no he ejercido. “En mi época universitaria trabajaba de manera part time como vendedora de perfumes y promotora, por lo que cotizaba de manera esporádica”, sostuvo.

“Yo retiré el 100%, alrededor de 500 mil pesos. Patricio también retiró el 100%, cerca de $300 mil. Con esa plata del 10% más nuestros ahorros, compramos un horno doble cámara industrial y un furgón, que estampamos con la marca y el logo de la empresa. Antes teníamos una camioneta que falló el motor y hasta hace poco usábamos el auto; y el horno que teníamos era más pequeño y de inferior calidad”, contó.

Benítez reflexionó que “cuando pienso en la vejez, yo confío más en lo que pueda lograr con mi negocio, yo espero comprar un bien raíz gracias a nuestro emprendimiento, piense que lo que puedo cobrar por arriendo en una casa es más que el promedio de las pensiones en Chile, un profesor saca una pensión de $300 mil pesos y ellos son fundamentales. El problema de las pensiones en este país es indignante, pero eso le digo a todos que saquen sus fondos y ojalá se apruebe el segundo retiro, aunque a mí no me beneficie, creo que cada uno sabe lo que hace con su plata”.

Touroperador de San Carlos se adaptó a la crisis e invirtió en equipos

Carlos Ortiz Guerrero (35 años) estudió técnico en administración de empresas, pero su verdadera pasión era el turismo, por lo que mientras trabajaba estudió técnico en gestión turística. De eso ha pasado tiempo y hace siete años trabaja en turismo, “fui el primer touroperador de San Carlos”.

Con su empresa Itihue Tour, que fundó en 2018, “hacemos tour patrimoniales, le llamamos “culturismo”, donde mezclamos la cultura con el turismo, hemos hecho recorridos en San Carlos, hemos trabajado con colegios y este año lo íbamos a hacer con la municipalidad, pero sobrevino la pandemia”, recordó.

“Así empezamos a trabajar de otra forma, inventamos un programa “Desde la raíz”, que transmitimos a través de Facebook, por medio de la Municipalidad de San Carlos, porque al final igual nos contrató para hacer esta primera temporada. Y ése es el único negocio que tenemos actualmente”, dijo.

“Hemos tenido que hacer un giro, porque antes hacíamos recreaciones en vivo, con un actor. Ahora hacemos cortos audiovisuales, los grabamos y luego los emitimos en estos programas. Esto también nos sirve para promocionar nuestra empresa, de manera que cuando superemos la pandemia podamos retomar los tours”.

Explicó que “en los programas abordamos distintos temas que rescatan la cultura y el turismo local, por ejemplo, uno de los capítulos abordó la historia del Chacal de Nahueltoro”, sin embargo, necesitaba con urgencia equipos para continuar, y llegó el 10%.

“Como no salí beneficiado con ningún Fogape ni con el Reactívate, y necesitaba hacer inversiones en equipos, como un computador para editar videos y hacer transmisiones, que fueron $700 mil, más unos focos y accesorios”, aprovechó la oportunidad.

Ortiz trabajó 14 años en una empresa en San Carlos. “Tenía unos 7 millones de pesos y retiré 1 millón. Yo vivo con mi pareja, que es profesora, hemos sobrevivido con su sueldo. Gracias a eso no utilicé el 10% para comer, y lo pude utilizar para el giro que le tuve que dar a la empresa. Yo necesitaba ese dinero ahora, no para la vejez, mi expectativa es que a mi negocio le vaya bien y no depender de los fondos en la AFP en mi vejez. Probablemente nunca más vuelva a cotizar, reflexionó.

Salón de belleza se mudó a un espacio más amplio

César Bernal Jiménez (35 años) y su señora Génesis Arellano Alarcón (32), estilista, tienen desde 2018 el emprendimiento familiar Vintage Salón de belleza y SPA, donde trabajan 9 personas, en San Carlos, el más grande de la ciudad y uno de los mayores de la región.

“Debido a la pandemia, en un principio nos vimos en la obligación de cerrar, en marzo, después de habernos visto un poco afectados con el estallido social. Estuvimos en cuarentena, como la mayoría de los emprendimientos, y luego de un tiempo nos empezamos a ver complicados, porque no generábamos ingresos, pero había que seguir pagando arriendo, luz, agua, todos los gastos”, recordó.

Yo trabajé en la minería, soy instructor de conducción, pero siempre con la mentalidad emprendedora. Yo he tenido colectivos, mi señora ha vendido joyas. Ella estaba estudiando gineco obstetra, pero congeló para dedicarse a la peluquería, y convertirse en una de las mejores del país en su rubro”, contó.

Y la ley del retiro les vino en un momento oportuno: “Yo coticé cerca de seis años, y cuando se discutió el proyecto siempre estuve de acuerdo. Pensamos que nos iba a servir como un ingreso adicional para la familia y había que seguir invirtiendo en nueva mercadería, nosotros siempre estamos a la vanguardia con los mejores productos, y eso nos ha ayudado a construir nuestro prestigio, además de la calidad de las estilistas que trabajan acá. Yo retiré un poco más del millón de pesos, y mi señora retiró una cifra similar, ella sacó su 100%”.

Y también fueron afortunados: “En medio de la pandemia, el dueño del local nos pidió el local. Era un local grande, pero que en días peak se nos hacía chico. En ese momento tuvimos que decidir entre esperar a que pasara la pandemia o buscar un nuevo local, y tuvimos la suerte de encontrar un local mucho más grande, más céntrico, y a un valor muy inferior al que tenía antes de la pandemia. Ahora podemos trabajar más cómodos, distribuir bien los espacios. Ahora contamos con sala de manicure, de novia, de lavapelo, de peluquería, depilación, sala de espera, todo por separado. Y eso hace distinto a nuestro negocio”, comenta con optimismo.

“Tuvimos que invertir en la habilitación del local y en el mes de garantía, así que recurrimos a ahorros y el 10% nos ha servido también para la habilitación. Y como consecuencia de eso, tuvimos un repunte tremendo en las clientas, era una plata que no estaba prevista, y en estos tiempos que han sido difíciles, las clientas aprovechan de venir”, destacó.

A partir del debate sobre el retiro del 10%, planteó que “uno, como emprendedor, el dinero lo ocupa ahora, y lo que uno cotiza es tan poco, que es más conveniente retirarlo ahora. Mi vejez depende de que me vaya bien en el negocio, para invertir las ganancias en algo como un bien raíz. Ojalá se apruebe el segundo retiro, ideal para que se reactive el comercio en diciembre”, cerró.

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