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“El reencuentro con mi hija y esposa fue maravilloso”

“Antes de tocar la puerta, llamé a mi señora y le dije que me esperara con mi hija en la pieza, yo entré directo al baño, me saqué toda la ropa, me duché, me cambié la vestimenta y recién ahí las pude abrazar. Ufff, el reencuentro con mi hija y señora fue maravilloso”, relata a “Dimensión Deportiva” de Radio La Discusión, desde barrio Parque Patricios, de Buenos Aires, Argentina, el volante argentino de Ñublense, Leonel Corro.

Después de una verdadera travesía que duró tres días, el mediocampista de 32 años, se reencontró con su hija Delfina de seis meses y su señora.

“Una locura ese viaje”, evoca desde su casa “Leo”, cuando repasa los entretelones de la odisea que tuvo que protagonizar, con otros compatriotas varados en Chile, en medio de la pandemia por el coronavirus, para volver a su país.

Corro había pasado más de un mes en cuarentena en Chillán, entrenando solo en casa y comunicándose vía videollamadas con su “beba”, que a través de la pantalla le dijo por primera vez “papá”.

Odisea

El argentino no aguantaba más tras la suspensión temporal de su contrato y el levantamiento de la cuarentena total, así que gestionó en el Consulado que lo incluyeran en la lista de viajeros trasandinos “repatriados”.

Así que viajó de Chillán a Concepción, bajo estrictas medidas de autoprotección y control sanitario, y de ahí a Santiago, para llegar al Paso Fronterizo Los Libertadores e iniciar una travesía agotadora e insólita por tres días.

“Del lado chileno, no hubo problemas, controles antes de llegar al Paso Los Libertadores y tras doce horas de viaje. En Los Horcones, estuvimos nueve horas parados, por controles, nos dividieron en distintos micros y salimos del paso rumbo a San Luis donde se bajaron los primeros pasajeros, más controles y hasta una detenida que se iba a bajar del bus. Larga espera y con hambre. De ahí a Zárate, Rosario y Retiro. Igual uno piensa de todo, da miedo, porque después de estar más de un mes en cuarentena en Chillán, te subes a un bus con un montón de gente, tres días viajando y cuando llegamos a Argentina, no había un médico, no sabían parece que llegábamos al terminal y ni siquiera nos mandaron a un hotel a hacer cuarentena, sino que directo para la casa”, narra Corro.

“Para la casa”

El jugador revela que las medidas de control sanitario fueron más estrictas en Chile que en su país, donde cuestiona que le hayan tomado solo la temperatura y enviado a su casa, sin cuarentena previa.

“Acá hay cuarentena en Argentina y estamos encerrados, pero en el terminal no hubo mucho control. Al menos ya estoy en casa con mi nena y señora”, recalca “Leo”, quien ahora aprovecha de regalonear con Delfina.

Su realidad, confiesa, es la de muchos futbolistas internacionales varados en otros países que no ha podido a sus ciudades de origen.

“He hablado con varios compañeros que están sufriendo por estar varados solos sin poder reencontrarse con sus familias”, cuenta.

Volver

Corro asegura que se muere de ganas por volver al fútbol.

“Es lo que todos los que estamos en el fútbol queremos, yo no doy más, echo de menos el olor pasto, entrenar con mis compañeros, ojalá pueda volver con seguridad y siguiendo protocolos”.

El volante de corte, reveló además que la dirigencia del club cumplió con el pago de la diferencia del primer mes que no cubre el seguro de cesantía tras acogerse a la Ley de Protección al Empleo y que si bien, sueña con volver a pisar un estadio, por ahora su máxima felicidad es poder tomar en brazos a su hija Delfina y abrazar a su señora, aunque haya tenido que viajar tres días por tierra, para volver a sentir lo que ahora lo mantiene de pie luchando en medio de una pandemia.

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