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El empleo es prioridad

Vienen meses y años muy duros para el país y la región; los efectos de la pandemia no se superarán de manera simple, ni en el corto plazo. En Ñuble, cientos de microempresas han desaparecido y muchas otras que sobreviven están trabajando a media marcha, con el riesgo de no llegar a fin de año.

El endurecimiento de las restricciones impuestas por la autoridad para frenar el alza de los contagios de Covid-19 ha sido un nuevo y muy duro revés para cientos de empresas de la zona y tendrá severos impactos en el empleo local, coincidieron expertos y el gremio empresarial del comercio chillanejo, lo que se observará tanto en el primer semestre, en que no se descarta que la tasa de desocupación pueda llegar a dos dígitos incidido por el factor estacional, pero también se prevé que en el segundo semestre continúe la destrucción de empleos como consecuencia de la quiebra de empresas.

En el complejo escenario descrito a nivel regional se añadirá también la reincorporación de aquellos que estaban fuera de la fuerza de trabajo, y que se encontrarán con un mercado laboral deprimido, abultando la tasa de desempleo, a los que se sumarán los despidos de muchos trabajadores que hoy están con sus contratos suspendidos.

La semana pasada, el INE informó que la tasa de desocupación regional llegó a 8,7% en el trimestre diciembre-febrero, una cifra particularmente alta si se considera que tradicionalmente, debido al impulso de las actividades estacionales, en esta época del año la tasa bordea el 7%.

Detrás de ese número, se repiten las caras de mujeres, sobre todo vendedoras en locales comerciales, empleadas de restaurantes y hoteles, asesoras del hogar. La desocupación femenina se ubicó en 11,5%, mientras que la masculina fue 6,9%.

Pero el desempleo tiene también el rostro de los llamados inactivos, esas personas que perdieron la esperanza de hallar trabajo porque no hay ofertas laborales en una economía parada, pero que va a retornar cuando el proceso de vacunación comience a producir efectos.

Según expertos consultados por este diario, ese retorno a la fuerza de trabajo va a generar una mayor presión laboral. El resultado en el desempleo dependerá del estado que se encuentre las empresas. Si existe una alta capacidad de las empresas para ‘resucitar’ de los desastrosos efectos de la pandemia, se podrán generar nuevas fuentes de trabajo, pero si el daño es más permanente, la tasa de desempleo este invierno llegará a nuevamente a los dos dígitos.

Crear nuevos puestos de trabajo es un reto monumental, especialmente si la capacidad adquisitiva de la gente va en declive. Ni qué hablar si se trata de empleos de calidad en una región como la nuestra, con altos índices de informalidad.

Este escenario que no tiene precedentes, resulta clave la intervención que pueda tener el Estado para ir en ayuda de las empresas y los trabajadores afectados. El retroceso del ingreso de los hogares revive el fantasma de la pobreza, convirtiéndose en una tremenda amenaza, pues las brechas sociales se profundizan y la garantía de los derechos fundamentales se vuelve más difusa. 

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