Close
Radio Radio Radio Radio

El cambio cultural y legal que se necesita para eliminar la violencia de género

Agencia Uno

“Cuando lo conocí era caballero, amoroso y preocupado por mí. Me enamoré rápidamente, fueron sólo seis meses de pololeo. Reconozco que lo conocí poco. Nos casamos y todo cambió, ya no era tan simpático, me revisaba el celular, ya no le gustaba que mis ‘amigotas’, como él les decía, vinieran a la casa y no me dejaba salir sola (…). Pensé que todo iba a cambiar, pero cuando me puso la pistola en la cabeza dije no más”.

El testimonio es de Lorena, exesposa de un oficial de la PDI, que fue arrastrada por el piso y amenazada con la muerte de sus hijos, es similar al vivido por Mónica durante dos años de pololeo. “Él era afable, le caía bien a todos, pero bastaba que un amigo me mirara mucho en una fiesta, o que me abrazara, para que me agarrara del brazo, me lo dejaba morado y me sacaba de ahí”.

Si bien Lorena y Mónica sufrieron graves ataques, ambas contaron con el apoyo de sus familias para librarse a tiempo de sus agresores, situación distinta a la sufrida por 39 mujeres a nivel nacional que han muerto a manos de esposos o parejas.

Precisamente, buscando un cambio en la sociedad, por primera vez en Chile ayer se conmemoró el Día Nacional contra el Femicidio, fecha elegida para recordar a Javiera Neira (6 años), que en 2005 fue víctima de femicidio a manos de su padre, quien ejercía violencia de género contra ella y su madre, y que decidió lanzarla del departamento que vivían en un séptimo piso, para provocar aún más dolor a su pareja.

Se necesita más

“En promedio tenemos un femicidio a la semana, ya vamos en el 52 según la cuenta de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres. Las cifras oficiales son bastante menores porque sólo cuantifican los derivados de una relación de pareja y no todos los asesinatos de género que ocurren”, dijo Belén Calcagno, vocera de Callejeras Autoconvocadas.

Con la redacción de la nueva Constitución se podrá impulsar una perspectiva de género para que las instituciones las apliquen sin revictimizar a mujeres ni culparlas por ser agredidas. “Se requiere un cambio cultural para entender que el feminismo no es una pelea entre hombres y mujeres, que es simplemente la búsqueda de igualdad de derechos”, dijo.

Para Paloma Zúñiga, activista política, perteneciente a la Red Articulada Feminista del Biobío y afiliada al PAF, la clave para evitar la violencia contra la mujer es la educación, “pero cuando el Congreso rechaza el programa de Educación Sexual Integral, rechaza una buena forma de solucionar el problema (…). Lo mismo pasa con el proyecto de ley Justicia Para Antonia, que es súper completo y exige a los jueces perspectiva de género al momento de tratar casos de violencia, pero todavía no se ha aceptado”.

Según Zúñiga, Suecia ha logrado con educación desde la infancia el respeto por la mujer y la igualdad de derechos y tareas. “En Chile nos falta que haya colegios que digan: ‘me da lo mismo que el Congreso apruebe o no la ley de Sexualidad Integral, nosotros lo vamos hacer igual, porque es más importante resolver el problema, que la opinión de algún apoderado que puede encontrarlo degenerado”, comentó.

Estos cambios, a su juicio, sólo se producirán cuando muera una mujer blanca, de clase acomodada, pariente de algún político influyente. “Separan el tema como un problema cultural, pero es político porque ellos tienen el poder de cambiar las cosas, es voluntad política”, dijo.

En el Congreso, aseveró, aún falta instalar la agenda feminista, una ley que rechace totalmente la violencia contra la mujer, que exija paridad y, en el caso del Ministerio de la Mujer, que sea representado por una persona con real experiencia en violencia de género.

Preventivo y reparatorio

“Lo que más uno agradece es que te crean cuando dices que te están tratando mal, golpeando y que tienes miedo”, aseguró Mónica, quien soportó agresiones por años.

La agrupación Amiga Yo Te Creo, fue creada por un grupo de psicólogas y trabajadoras sociales en 2018, y tiene como misión trabajar en la prevención y reparación de la violencia de género en mujeres y disidencias.

La psicóloga, Daniela Esparza, que integra el equipo coordinador de la agrupación, aseguró que en la pandemia la demanda aumentó considerablemente. “No porque sólo ahora estuvieran viviendo violencia, sino que por el confinamiento muchas se conectaron consigo mismas, recordando episodios dolorosos, y buscaron ayuda para enfrentarlo. Antes recibíamos uno a tres casos en algunos meses, ahora son 10 mensual aproximado”, contó.

Amiga Yo Te Creo, detalló Esparza, promueve el autocuidado porque a las mujeres “históricamente se nos ha limitado” en ese ejercicio. Por eso, agregó, “como organización trabajamos para su promoción potenciando el desarrollo personal e interpersonal, en espacios grupales e individuales”

Actualmente, “muchas mujeres se sienten sobrepasadas con el ejercicio de roles que se asocian a la crianza, orden del hogar y teletrabajo, lo que también lleva a que se agudicen los problemas de salud mental, que tampoco tiene una mirada real el Estado”, sostuvo.

Esparza agregó que falta mucho por avanzar, pues todas las semanas hay “hombres que matan mujeres sólo porque pueden. Ningún Gobierno ha tomado el peso a la violencia, faltan acciones más estrictas. El Estado no da el ancho para lo que se necesita, el trabajo preventivo es muy pobre, cuestión que se debería instalar desde los colegios”.

Concordó con Zúñiga en que el rechazo a la Ley de Educación Sexual Integral fue un error, que revela una mirada retrógrada que no permite erradicar la violencia y que favorece el desarrollo de estereotipos de roles de género. “Que la mujer tenga que asumir tareas sólo por ser mujer (…) y que el hombre llegue del trabajo a ver tele, mientras ella cocina, no corresponde”, reflexionó.

Texto: : Ximena Valenzuela

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *

Leave a comment
scroll to top