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Economía y autocuidado

Mauricio Ulloa

Aunque basadas en recomendaciones científicas, el año pasado las cuarentenas generalizadas destruyeron más de 1,5 millones de puestos de trabajo en Chile y confirmaron las profundas inequidades sociales, digitales, regionales, de género y laborales dentro de nuestra sociedad, las mismas que ya nos había mostrado el estallido social. Por más de nueve meses experimentamos cierres en varios grados e intensidades, que desplomaron a la mayoría de las actividades económicas a niveles nunca antes visto. En junio tocamos fondo, con una caída histórica de 14%.

Sin embargo, hacia el último trimestre de 2020 se observaron algunas señales positivas, como la recuperación paulatina de empleos; los mejores precios de los commodities, gracias a la reactivación de la economía china y las proyecciones más auspiciosas para los arándanos de Ñuble y Biobío, debido al fin de las restricciones impuestas por Estados Unidos. A ello se agregan el sostenido crecimiento de la inversión proyectada en parques fotovoltaicos y en huertos frutales, y la decisión de la multinacional Bimbo de instalar su planta de producción en Chillán Viejo, entre otras importantes noticias que dejó 2020.

Aún antes del anuncio del presidente Piñera, a fines de diciembre, sobre el acuerdo con dos farmacéuticas para 20 millones de dosis de vacunas contra el covid-19, las encuestas de percepción de comerciantes, industriales y consumidores reflejaban un aumento del optimismo frente al último tramo de 2020 y a 2021.

Una mirada al balance económico del año pasado, que solo se concentre en la magnitud histórica del desplome está incompleta sin incluir hechos positivos donde empresas y millones de hogares han sido protagonistas.

Por eso debe preocuparnos el alza en las cifras de contagios y el relajo en las medidas de cuidado y autocuidado que debe tener la población. En Asia y Europa no han aflojado sus férreas disciplinas, incluso las han extremado, pese a que ya han iniciado, planes de vacunación masivos.

Un eventual confinamiento en Chillán porque las cosas en diciembre se salieron de control, sería la peor noticia para la recuperación económica y la necesaria generación de empleos.

Tener que decretar otra emergencia, aplicar nuevas cuarentenas o que se cierren las fronteras terrestres con otras regiones por ser un foco incontrolado de covid, es un escenario no descartable si las personas no son conscientes de que la mala hora no ha pasado y que el virus está allí sin control ni vacuna.

Entramos a una época en la que la sincronización de los hechos y las acciones deben ser perfectas para poder montarse en una ola real de reactivación, pero todo depende de los deberes de las personas durante esta crisis que no se ha superado, mientras que al Gobierno le corresponde apurar y anunciar cómo será el plan de vacunación, además de cambiar la estrategia de contención de la crisis que persistirá durante los dos primeros trimestres de 2021, mediante programas de ayudas monetarias a hogares y empresas que esta vez sí deben llegar a todos los sectores.

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