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Dirigentes vecinales acusan desorganización en reparto de cajas de alimento

Sorpresivamente, algunos dirigentes vecinales de la comuna de San Ignacio se vieron recorriendo las calles y caseríos del sector, con un cuaderno, lápiz y “pasando casa por casa, bajo la lluvia”, dice el presidente de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos de ese sector, Claudio Gómez.

Sorpresivo, porque “en un comienzo en las municipalidades nunca tomaron en cuenta ni la opinión, ni la información que tenían las respectivas uniones comunales, para hacer una planificación de la distribución de las cajas de emergencia, pero pasado los días, no sé por qué, nos pidieron a nosotros que hiciéramos ese catastro, porque si no, nos se iba a poder distribuir”, aclara.

Pese a la prisa, pese a la lluvia, y a todo el trabajo, “al final, y de manera inexplicable, no tomaron en cuenta el catastro que hicimos, y la municipalidad repartió las cajas con un criterio que aún no entendemos”, apunta Gómez.

Como en San Ignacio, en otras comunas de Ñuble como Yungay, San Carlos e incluso Chillán, los vecinos han apuntado a una planificación deficiente y hasta entorpecida por disputas edilicias.

Se trata de las cajas con mercadería entregadas por el Gobierno, donde se solicitó apoyo a los municipios para su distribución entre la población más afectada por la pandemia.

Para Gómez, las cajas repartidas apenas alcanzan al 25% de las familias necesitadas, y aunque opta por no acusar a nadie, plantea que “si no fuera porque estamos cerca de periodos electorales, esto hubiese andado mucho más rápido y de manera más eficiente”.

En esa misma línea su par de Yungay, Fernando Cabezas sostiene que “acá también hemos tenido inconvenientes con la repartición de cajas, no solo por la demora y la cantidad, sino que por estar cerca de las elecciones municipales, hay una tremenda pelea de egos y en la municipalidad están discutiendo más sobre quién los distribuye, que una manera de apurar su repartición”.

En Yungay los vecinos han acudido a otras estrategias para aliviar las necesidades de los sectores más vulnerables.

“Al final se ha recurrido a la solidaridad. Se ha hecho colecta de ropa, abrigo, pañales para los adultos mayores y todo con aportes de la misma gente de la comuna. Hay cosas que no pueden esperar”, sostuvo Cabezas.

No hay registros

En San Carlos, la situación asoma aún más confusa.

En palabra de la presidenta de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos, Uberlinda Guajardo, “da la impresión de que ahora nadie se quiere hacer cargo de repartir las cajas, porque al final son puras quejas, reclamos y problemas”.

Aunque estima que cerca del 70% de las familias del sector urbano ha conseguido cajas, “la información oficial no la tenemos porque no queremos hacernos parte de esto tampoco, ya que nadie nos tomó en cuenta desde un principio”.

Curiosamente, una postura similar se adoptó en el concejo municipal, cuando se les pidió por parte del Gobierno Regional que se encargaran de distribuirlas, luego que ellos repartieran las primeras cajas en los dos primeros sectores, llamados polígonos.

Tras algunas conversaciones con la Intendencia, el municipio recogió el testimonio, aunque aún no inician su trabajo de distribución.

“Hay sectores rurales en donde, tenemos entendido, no se le ha entregado cajas a ninguna familia. Pero insisto, es una tarea compleja, las personas se enojan cuando no les toca a ellos, y ha habido dirigentes que han sido insultados, pese a no ser responsables por lo de las cajas”, insistió Uberlinda.

Y añade algo incluso más criticable: “el desorden en todo esto es tal, que sé de personas que han recibido tres cajas, mientras que otras familias, ninguna. Es como si nadie llevara un registro de lo que se entrega, ni a quién”.

Algo más de calma

En Bulnes, pareciera haber pasado ya lo peor.

Y fue sin magia, solo con más cajas y celeridad de entrega.

“Yo diría que ahora está un poco más calmada la cosa, porque un funcionario municipal, de la Dideco, hizo una gestión especial para poder conseguir más cajas, entonces es posible que ahora sí alcance para esas otras familias”, explica el presidente de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos de la capital del Diguillín, Gabriel Morales.

A juicio del dirigente, “hubo errores de comunicación, o sencillamente algunas personas entendieron mal, pero cuando al principio se anunció que iban a llegar las cajas, me refiero a fines de junio más o menos, mucha gente entendió que las cajas alcanzaban para todos, pero lamentablemente, no fue así, por eso se produjo todo el problema”.

En efecto, las cajas que se distribuyeron en una primera fase se repartieron en sectores como las poblaciones 3 de Octubre, Matías Madariaga 1, 2 y 3; Las Camelias, 11 de Septiembre y Villa Fresia.

“Fue ahí que muchas personas empezaron a preguntar que cuándo les iba a tocar a ellos, pero lo cierto es que nunca nadie les dijo a ellos que les iban a llegar cajas”, advierte Morales.

Es en este momento en que una gestión del funcionario municipal Luis Acuña permitió que se asignaran más cajas a la comuna, “y ahora como que ya se calmó todo”.

Sectores como las población O’Higgins o Sargento Aldea, se incluyeron en la ruta de distribución.

En Pinto tal vez se lleve la delantera. Se han repartido casi el 90% de las cajas.

El administrador municipal, Robert Betancourt, dice que “fue un proceso complejo, sobre todo al principio, porque hubo severos errores de comunicación. Primero se dijo que las repartiría el Ejército, luego que lo haría la Gobernación, las juntas vecinales y al final, las municipalidades, lo que causó indignación en los vecinos”.

Por lo demás, apunta que “en el Registro Social de Hogares, no hay listas, solo cifras, por lo que no teníamos el catastro de familias vulnerables, y en eso fue clave la ayuda de las juntas vecinales”.

Felipe Ahumada

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