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Concretan plan piloto de enoturismo en viñas del Itata

En el marco del programa FNDR “Difusión y fortalecimiento del turismo histórico-cultural del Valle del Itata”, se descubrieron los nuevos hitos enoturísticos que se están instalando en las viñas Ñipanto, de Ránquil, y Lomas de Llahuén, de Portezuelo, como un plan piloto con el objetivo de contribuir al desarrollo de la actividad vitivinícola y turística.

Se trata de señaléticas homogeneizadas en el exterior e interior de los recintos, que entregan información al turista sobre la ubicación de las viñas, sus productos y plantaciones, lo que es un complemento de los recorridos guiados, una actividad poco explotada por las viñas de la región, pero que en otros valles vitivinícolas del país, como Colchagua, ha generado buenos resultados.

Para la directora regional de Sernatur, Heidi Inostroza, “estos hitos otorgan visibilidad a la oferta vitivinícola para que los turistas puedan identificar las viñas con mayor facilidad e ir a conocerlas, lo que se traduce en ingresos extra para los viñateros”.

A los visitantes se les ofrece un recorrido por el lugar para que conozcan su historia, las bodegas, los cultivos y prueben las uvas -muchas de ellas de parras ancestrales- directamente desde el racimo para terminar con la degustación y venta del vino.

La idea es brindar una experiencia diferente, que atrae mucho a los extranjeros, ya que, como indicó la directora regional de Indap, Tatiana Merino, “lo que muchos de ellos quieren es agarrar un chalón, sentarse en el pasto con un picnic, su copita de vino, y volver a lo sencillo, a lo simple, a lo que te ofrece la naturaleza, acompañado de un buen relato y un lindo paisaje”.

La propietaria de la Viña Ñipanto, María Loreto Alarcón, valoró la concreción de los hitos y destacó la importancia de las iniciativas que apoyan en difusión, como los hitos enoturísticos, pues “a veces hay gente tan cerca, como en Chillán y Concepción, que no conoce el Valle del Itata y la verdad es que somos muchos empresarios, personas mayores y sobre todo, mujeres y jóvenes, que estamos saliendo y dando a conocer este tesoro escondido. Y para eso necesitamos todas estas instancias de comunicación”. 

El programa FNDR se encuentra en su último año de ejecución. Junto con financiar los hitos enoturísticos, ha promovido la instalación de capacidades en las personas que prestan servicios en la industria turística del Valle del Itata por medio de un trabajo de formación. Partió en 2016 en la Región del Biobío con el objetivo de generar oportunidades para las pequeñas viñas formalizadas y que estén dispuestas a trabajar colaborativamente en Cobquecura, Coelemu, Ninhue, Portezuelo, Ránquil, Quillón, Quirihue, San Nicolás y Trehuaco; “pero desde que somos región esto se ha ido ampliando y se ha invitado a viñas de otras comunas a participar en el proceso”, enfatizó Inostroza.

PTI enoturístico

A este proyecto se suma el reciente lanzamiento del primer Programa Territorial Integrado (PTI) focalizado en el enoturismo ancestral, que es desarrollado por Corfo y Corparauco, cuyo objetivo es rescatar el alto valor identitario e histórico del Valle del Itata, y gestionar y articular su oferta turística.

La iniciativa cuenta con $100 millones para su ejecución durante los primeros 12 meses, pudiendo extenderse el desarrollo del programa por un período máximo de tres años.

Entre las acciones contempladas en la ejecución del programa, y con el propósito de disminuir brechas que impidan un mejor desarrollo de la zona como destino turístico, están la realización de charlas especializadas, talleres, seminarios, y la conformación de una gobernanza público – privada que permita llevar adelante un trabajo conjunto con todos los actores involucrados del Valle.

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