Señor Director:
No bastando con los estragos de la pandemia y las atendibles críticas a su gestión sanitaria, el diputado por el Partido Humanista, Raúl Alarcón, popularmente conocido como Florcita Motuda, pretendió ampararse en la prerrogativa de “salvar vida” al respaldar la utilización del desinfectante industrial “dióxido de cloro” o “clorito de sodio”, según su antojo de nombrarlo, a efectos de combatir la Covid-19; alegando conspiraciones de la industria farmacéutica para criminalizar una sustancia “barata” en pos de enriquecerse fabricando vacunas. La peligrosa pseudoterapia del “MMS” en base a estos tóxicos arriesga daño renal, hepático, gástrico, anemia e, incluso, la muerte, sin ningún beneficio demostrado científicamente. Esto se suma a sus arremetidas en contra de las vacunas (2017) y transgénicos (2012); y se equipara con otros que ya han conseguido promover masivamente el perjuicio a la salud pública mediante el suministro de hidroxicloroquina o ivermectina.
Si queremos salvar vidas y evitar repetir desastres como el de Brasil o Estados Unidos, para que la dignidad en la salud se vuelva costumbre, resulta perentorio que nuestros políticos sustenten sus políticas públicas en el conocimiento científico, en vez de exponer a la ciudadanía a los dislates del feng-shui sanitario.
Luis León Cárdenas Graide Ingeniero Civil
