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Carlos René Ibacache: El legado de un enamorado de las letras

El 21 de junio del año 2020 el docente Carlos René Ibacache asistió a la ceremonia a través de la cual ingresó como miembro correspondiente a la Academia de la Lengua. En un extenso discurso de incorporación, el también escritor recordó uno de los pasajes de su vida académica que más lo marcó. Fue su tesis de grado en la Universidad de Chile (de la cual dependía la recién creada Universidad Austral). Inspirado por un docente de la época en 1966, Carlos presentó el tema “La enseñanza de las Humanidades en la Educación Tecnológica Superior”, tópico que lo vinculó al gran desafío de cómo formar un buen profesional técnico con respaldo humanista, una problemática poco abordada para la época.

“Una de las consecuencias de ese trabajo, finalmente aprobado, fue la revisión de la metodología que estábamos poniendo en práctica, en la enseñanza de los ramos de connotación humanista, que consideraban los planes de estudio de estas Universidades. Recuerdo que tras intensas y variadas reuniones de trabajo, de los profesores de este sector de las siete sedes de provincia con la sede metropolitana, hicimos entre otras cosas, un listado bibliográfico de novelas y cuentos, escritos por autores chilenos y extranjeros, cuyos protagonistas de algún modo estuviesen laboralmente relacionados con actividades profesionales técnicas o con manifestaciones costumbristas o criollistas. En esa generosa nómina de libros, no menos de 80 títulos, estaban ‘Subsole’ y ‘Subterra’ de Baldomero Lillo y ‘Cartas de la Aldea’ de Manuel Jesús Ortiz. Creo que la lectura de este último libro me marcó, no solo como lector, sino también como profesor. Nunca lo olvidé, como tampoco lo han olvidado aquellos alumnos, hoy ingenieros de diversas especialidades, cuando evocan sus experiencias lectoras”, pronunció el docente en su discurso.

Este fue solo uno de los innumerables logros ligados a la educación con que aportó Carlos René Ibacache, quien falleció este lunes 1 de junio en su casa de calle Carrera a los 95 años. Sus funerales se desarrollaron en el Parque Chillán en una sencilla ceremonia que, a causa de la pandemia del Covid-19, no contó con homenajes ni reconocimientos públicos. Sin embargo, según plantean sus cercanos, amigos y colegas, su legado permanecerá siempre en esta ciudad a la que abrazó. Acá no solo echó raíces, también contribuyó desde al ámbito académico a fortalecer la educación.

Legado

El prorrector de la Universidad del Bío-Bío, Dr. Fernando Toledo Montiel, relevó el vínculo que el connotado profesor sostuvo con la Universidad. “El profesor Carlos René Ibacache fue un activo agente cultural de Chillán y Ñuble durante varias décadas. Por muchos años lideró la Revista Cauce Cultural, en tiempos en que generar una edición y sostenerla era un desafío complejo. Nuestra Universidad tuvo el privilegio de contarlo entre sus académicos durante la década de 1970 y fue un constante colaborador en múltiples actividades académicas, culturales y de extensión”, destacó.

Brenda Mundaca, del Liceo Poético de Benidorm (grupo que Carlos René integró desde su creación) dijo que “fueron varias las ocasiones que pudimos compartir en el Liceo Poético de Benidorm, de sus historias, anécdotas, e incluso, buen humor. A pesar de lo que se cree en estos tiempos, don Carlos, con sus años, era un hombre muy lúcido, crítico y capaz de colaborar en todo lo que fuera cultura y que, por supuesto, su cuerpo le permitiera. Así, no faltó la ocasión para que leyera alguno de sus escritos o contara alguna historia en las actividades que organizáramos como grupo”.

Por parte de la Academia Chilena de la Lengua, el miembro y poeta Juan Antonio Massone, fue el encargado de la despedida. “Profesor y periodista, ambas facetas actuaban de consuno en él. Su magisterio estuvo animado de entusiasmo y de perseverancia, de información, de numerosos convites a expresar y a emprender actividades, reuniones, fomento y elogio de lo regional. Uno de sus lemas: conocerse y escucharse”.

“A su turno, el periodista mostraba a los lectores el prolífico quehacer de agrupaciones, artistas e iniciativas culturales. El periodista enseñó; el docente superó los límites de una sala de clases. La nota cotidiana, firmada por Cronos; la atención puesta en el uso idiomático, con su nombre de pila; la variedad de lo patrimonial, el comentario de libros o la atención puesta en un sinfín de asuntos de la historia pretérita y de la actual, convirtieron a Carlos René en un testigo, un vigía y un animador”, precisó a través de una carta abierta.

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