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Alza del desempleo en Ñuble debiera frenarse hacia fines de año

Ana Elgueta Torres es profesora de enseñanza básica, con un magíster en educación con mención en evaluación, tiene 56 años y está cesante. “Tenía contrato hasta diciembre en un establecimiento municipal de Bulnes, pero no me lo renovaron, y estaba en conversaciones para hacer un reemplazo, cuando sobrevino la pandemia y ya no hubo posibilidad”, recordó la docente.

Reconoció que “a esta edad es más difícil encontrar trabajo, los sostenedores prefieren profesores más jóvenes, a los que pueden pagarles menos y terminar su contrato al cabo de dos años, por decirlo de alguna manera, una se vuelve ‘más cara”.

Elgueta comentó que no tiene fondos en su seguro de cesantía, debido al régimen contractual con su último empleador y que el único beneficio estatal al que accedió fue el bono Clase Media de $500 mil. “También retiré mi 10%, que destiné en gran parte a pagar deudas”, añadió la profesora, quien vive con sus dos hijos: una estudiante y un profesional. “Afortunadamente mi hijo, que vive conmigo, tiene trabajo y ha mantenido la casa; además, he recibido mucha ayuda de familiares”.

Pero el panorama no es tan negativo. Aseguró que espera trabajar algunas horas en la Universidad del Bío-Bío como supervisora de prácticas, lo que le permitirá generar algunos ingresos a la espera de la postpandemia.

Ana Elgueta es uno de los 24 mil 670 desocupados de la región de Ñuble, que en el trimestre mayo-julio de 2020 exhibió una tasa de desempleo de 12,1%, guarismo superior en 1,8 puntos respecto al mismo periodo del año pasado, pero que esconde una cifra mucho mayor, si se considera que en los últimos 12 meses se han perdido 34 mil 960 puestos de trabajo y que de acuerdo a las estadísticas de la Superintendencia de Pensiones, al 13 de septiembre pasado, 10.415 trabajadores mantienen sus contratos suspendidos acogidos a la Ley de Protección del Empleo.

Elgueta, además, es una de las 12 mil 170 mujeres desempleadas de la región, que anotaron una tasa de desocupación de 13,5% en mayo-julio de 2020, superior al 11,9% de los hombres.

Ella se muestra optimista respecto a su futuro inmediato, sin embargo, aún existe incertidumbre respecto del comportamiento del desempleo en las próximas mediciones.

Recuperación

Según manifestó el investigador Renato Segura, director del CER Regional, “los datos de la Encuesta Nacional de Empleo del INE muestran que en los meses de abril y mayo la endemia produjo el mayor daño en el empleo en la región. En los trimestres febrero-abril y marzo-mayo los ocupados disminuyeron en 50 mil personas, de las cuales solo un 25% tiene como causa basal la estacionalidad. El mayor efecto se generó en los ocupados informales, los cuales se redujeron a razón de 22% trimestral para los dos trimestres en comento”.

Expuso, además, que “a partir del trimestre abril-junio las cifras han comenzado a mejorar paulatinamente, en especial para el ocupado informal, cuya recuperación ha sido la más dinámica. Por otra parte, la tasa de desempleo se ha desacelerado y se ven perspectivas favorables para los próximos meses. Al menos en el sector construcción, que debiese transformarse en una actividad muy dinámica junto al retorno gradual a la normalidad productiva”.

Segura indicó que, “en términos generales, el mercado debiese ir mostrando mejores cifras en materia de recuperación de empleos y disminución de los niveles de desempleo. En mi opinión, existe una alta probabilidad que hacia fines de año las cifras se acerquen a niveles en torno a 10% e inclusive menos”.

En ese sentido, el investigador coincidió con el líder empresarial Juan Sutil, quien aseveró esta semana que la Región de Ñuble se verá menos afectada por la crisis, debido a su vocación agrícola y forestal. “En términos agregados, la pandemia no ha afectado a la industria forestal por ser un sector estratégico (ha seguido produciendo) y la estacionalidad del sector agrícola cuya mayor actividad se genera a partir de la primavera. Sin embargo, la región va a tener daños significativos a nivel microeconómico. La pobreza, la precarización del mercado laboral y el difícil tránsito a la normalidad de los sectores comercio y turismo, van a mantener una situación de crisis larvada en la actividad económica regional”.

Mujeres y jóvenes

Entre los segmentos más afectados por la actual crisis destacan las mujeres y los jóvenes. De hecho, muchas han salido de la fuerza laboral para cuidar a hijos y adultos mayores.

“Según la última medición del INE la tasa de desempleo de las mujeres en Ñuble es del 13,5% y de los jóvenes (personas menores de 26 años) es 22%. En el caso de las mujeres, significa un fuerte retroceso en los avances que habían logrado en su participación en el mercado laboral; para este segmento se va a requerir una mayor proactividad de la política pública. En el caso de los jóvenes, es menos compleja su reinserción en el mercado laboral; sin perjuicio de lo anterior, es posible que aumente el desempleo duro en este segmento (los Ninis – ni estudian ni trabajan) lo que implica diseñar una política de incentivos para que tengan incentivo de salir de dicha condición”, aseveró Renato Segura.

Según expresó Héctor Garrido, analista cuantitativo del Observatorio Laboral Ñuble (OLÑ), “en el caso de la participación laboral de la mujer las cifras indican un retroceso de al menos 10 años, lo que naturalmente resulta preocupante. Este fenómeno mantiene una estrecha relación con la responsabilidad que la sociedad pone sobre los hombros de las mujeres en materia de cuidado, por lo que el problema en sí es el paso a la inactividad”.

El analista agregó que “en el caso de los jóvenes, el impacto tiene que ver con que las empresas suelen priorizar a sus trabajadores en función de su productividad, por lo que de verse en la situación de despedir personal, suelen partir por aquellos trabajadores menos productivos. En ese sentido, los jóvenes, debido a la menor experiencia laboral, suelen ser menos productivos y por tanto, suelen ser también quienes primero son despedidos por parte de las empresas”.

Proyecciones

“Es bastante esperable que la tasa de desocupación aumente en los próximos meses, teniendo en cuenta el importante número de personas que han pasado a la inactividad por desaliento, pero que en la medida en que las diferentes etapas del plan Paso a Paso vayan avanzando, volverán a incorporarse a la fuerza de trabajo y por tanto, pasarán a contabilizarse como personas desocupadas. La última entrega del INE correspondiente al trimestre mayo-julio, mostró una tasa de desocupación relativamente baja debido al fenómeno recién descrito, por tanto la tasa de desempleo puede seguir subiendo con facilidad hasta la llegada de los últimos meses del año en que la actividad suele repuntar debido al mayor requerimiento de mano de obra del sector agrícola, que de acuerdo a diferentes estudios es uno de los menos golpeados por la crisis”, anticipó el ingeniero comercial del OLÑ (organismo dependiente del Sence y la UBB).

“Otro aspecto que contribuye a paliar la caída de la actividad ha sido el retiro del 10% de los fondos previsionales que, de acuerdo a datos de movilidad, significó un impulso importante aumentando el flujo de personas hacia sectores como el retail y supermercados. De acuerdo a estimaciones del Banco Central de Chile, este impulso se puede mantener hasta los primeros meses del año 2021”, analizó Garrido.

“Sin embargo, la evolución del número de contagios condiciona de manera importante los resultados económicos de cada una de las regiones de Chile, pues el menor número de contagios en la región metropolitana ha llevado a que según analistas, la peor parte de la crisis económica a nivel nacional ya ha pasado, sin embargo, la realidad de las regiones es heterogénea. En el caso particular de la Región de Ñuble, el retroceso a la etapa de cuarentena en las comunas de Chillán y Chillán Viejo puede alargar el período de recuperación, pues los efectos de esta sobre el mercado del trabajo son relevantes”, acotó el investigador del OLÑ.

Contratos suspendidos

En cuanto a los más de diez mil trabajadores de la región que hoy están acogidos a la Ley de protección del empleo y que están haciendo uso de su seguro de cesantía, muchos de los cuales serán finiquitados una vez que expire el beneficio, como se prevé que ocurrirá con los trabajadores de Casa García, el analista del OLÑ expresó que “la dificultad de levantar información primaria en la región genera mucha incertidumbre respecto de este punto. Sin embargo, un estudio realizado por el Banco Central a nivel nacional estimaba que alrededor de un 50% de las empresas no reincorporará a los trabajadores suspendidos, por lo que la cifra de desempleo puede verse afectada. Cabe destacar que para efectos estadísticos las personas acogidas a la Ley de protección del empleo son consideradas ocupados ausentes y por tanto, no se contabilizan como desocupados”.

Al respecto, Renato Segura planteó que “si ocurre dicho evento, debiese ser temporal y su efecto moderado por la política de gobierno de extender los beneficios frente a un ambiente sanitario adverso. Sin perjuicio de lo anterior, hay un número considerable de personas que salieron de la fuerza de trabajo a la espera del término de las medidas de restricción. Dicho retorno al mercado del trabajo, efectivamente puede sobrepasar la capacidad de recuperación del mercado laboral. Empero, es un fenómeno de corto plazo que debiera revertirse en poco tiempo”.

Quiebra de empresas

Consultado por el impacto que la quiebra de más empresas pueda tener en el empleo, Héctor Garrido señaló que “en general, la evidencia muestra que las empresas más pequeñas (Pymes) son las que se han visto mayormente golpeadas por la crisis sanitaria y son estas las que concentran la mayor cantidad de empleo en la región. De prolongarse la crisis, es esperable que existan nuevas quiebras”.

“De todas maneras -continuó el experto- es importante tener en cuenta que existe cierta inercia que hace que pasar de un estado a otro no sea fácil. Una vez que quiebra una empresa, comenzar una nueva no es un proceso automático, lo mismo ocurre cuando se pierde el empleo por parte de una persona, existe un proceso de búsqueda de un nuevo empleo que no siempre está disponible. Ambos fenómenos tienen un efecto sobre la productividad de la economía en general y por tanto, generan un deterioro en la capacidad de crecer económicamente. Las nuevas empresas tardarán en desarrollar las capacidades que otras empresas ya tenían o una persona en un nuevo empleo tardará en alcanzar la productividad de su empleo anterior”.

En ese contexto, Renato Segura subrayó que “la quiebra de empresas tiene efectos importantes en el empleo, porque no solo afecta a los empleos directos sino también a los indirectos. Por ejemplo, si quiebra una gran empresa en Ñuble se destruyen 250 empleos directos y 750 empleos indirectos. En el caso de una empresa mediana, en promedio se destruyen 25 empleos directos y 75 indirectos”.

Subsidios

En cuanto a la posibilidad de generar subsidios, Héctor Garrido aseveró que “los subsidios al empleo deben ir en esa dirección: evitar que las empresas existentes quiebren y que las personas puedan mantener sus puestos de trabajo. A raíz de lo anterior, el diseño de estos instrumentos debería priorizar aquellas personas ya acogidas a la Ley de protección al empleo”.

Asimismo, el investigador del OLÑ indicó que “otro aspecto a tener en cuenta tiene que ver con la focalización. Sería deseable que se apuntara a las empresas más pequeñas, pero discriminar en estos casos por parte de la autoridad es difícil, debido a la posibilidad de que empresas que no necesariamente requieren de este estímulo lo obtengan debido a la práctica del multirut”.

Por su parte, Renato Segura advirtió que “el subsidio al empleo no siempre funciona bien, toda vez que se puede transformar en un elemento que sirve para distorsionar el mercado sin conseguir los objetivos que se quieren. En este sentido, creo necesario tener subsidios inteligentes. Por ejemplo, en países desarrollados se ha utilizado el seguro de desempleo para los jóvenes que se inician en el mercado laboral. Dicho seguro lo acompaña durante un tiempo suficiente para complementar salarios bajos. Esto incentiva a los jóvenes a incorporarse al mercado laboral y migrar hacia trabajos de mayor calidad”.

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