Resulta sorprendente en momentos de pandemia, escuchar la inconsecuencia y mala intención de algunas personas, pero también la facilidad con que muchos chilenos les cree y “camina como corderos” a donde les indican. Hace solo 6 a 8 meses había miles de personas en las calles denunciando las bajas pensiones de los jubilados. Se criticaba también, entre otros, los graves problemas de salud, en ambos casos con toda la razón porque son importantes debilidades en nuestro país. Fueron alentados directamente o en forma silenciosa (“bajo cuerda”) por sectores políticos, cuyos parlamentarios, tuvieron el tiempo suficiente para realizar mejoras y no lo hicieron.
Han transcurrido solo unos meses y las mismas personas, de ambos lados, “arrean al rebaño” a sacar dinero de las AFP, lo que sin duda provocaría una disminución de las jubilaciones a muchas personas, especialmente a los más pobres, ya sea porque no repondrían reponer el dinero retirado (falta de trabajo, lagunas) o porque durante ese tiempo dejan de recibir las ganancias por la plata retirada, que en estos momentos ha mostrado buenas rentabilidades. Sacar dinero de la AFP en la práctica es un crédito a costa de su plata. Por el contrario, se les ofrece un crédito sin interés, con un año de gracia y un pago en tres años, que es duramente criticado. Estos iluminados dicen que eso significa endeudarse, ¿acaso sacar dinero de la AFP no es endeudarse? En pocos meses están predicando todo lo contrario, arreando a gente que cree en ellos, pero están actuando de mala fe, es un atentado a la buena fe o ignorancia de muchas personas.
Las AFP no tienen una caja de fondo llena de plata, la tienen en inversiones que deberán salir a liquidar para dar el dinero, con efectos que influirán posiblemente en forma negativa en su saldo que no retiraron, además de afectar al resto de los cotizantes del país. Son las mismas personas que establecen con firmeza lo que debe y no debe hacerse en el manejo de la pandemia, que definen como un fracaso, a pesar de no tener los conocimientos básicos, sin considerar por supuesto el comportamiento de la población que en muchos casos ha sido deplorable, teniendo claro que ni en los países más desarrollados tienen la certeza de cual es mejor camino, se está improvisando. Llama la atención que a estos dueños de la verdad no les solicitara su asesoría en manejo de pandemias desde Italia, Francia, España, Alemania, etc., porque son extraordinarios.
Fernando Bórquez L.
