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“Acá viví uno de los mejores años de mi carrera en el fútbol”

La tarde del 19 de diciembre del 2015 se tradujo en un duro golpe para Jovany “Chucky” Campusano, uno de los puntales del Ñublense campeón de la Primera B 2020.

En aquella jornada, su ex equipo, Deportes La Serena, animaba la final de la liguilla de la segunda categoría del fútbol chileno, ante Everton en Viña del Mar en el estadio Sausalito.

Corría el minuto 28 y el aguerrido lateral izquierdo, fue a disputar un balón con Fernando Saavedra, sacando la peor parte: Resultó con una fractura de tibia y peroné en la pierna derecha. Soportando el dolor y entre lágrimas fue derivado a un recinto asistencial. Su equipo perdió la final 2-1 y Campusano pensaba que no podría volver a jugar fútbol profesional, a pesar que retornó 344 días más tarde a las canchas en el cuadro granate.

La revancha

Cinco años más tarde, de la mano de Jaime García, el mismo entrenador que lo conoció en La Serena, levanta la copa de campeón con Ñublense en Chillán, esa que le fue esquiva en esa dramática tarde diciembre del 2015.

“Nunca me voy a olvidar de mis inicios. Me siento orgulloso, estuve jugando la final con Serena el 2015 y me lesiono. Se vino el mundo el encima, pero me enfoqué y a las semanas después estaba entrenando con mi personal training. Él me regaló unas pesas para hacer ejercicios cuando estaba en la clínica. Pensé que me iban a llegar chocolates o rosas, jajajaa, pero me envío pesas como un mensaje, de que debía trabajar duro para quemar etapas que uno vive en el fútbol. Remé con todo, entrenando al cien y valió la pena, me costó, di la vuelta larga y eso se valora”, recuerda Jovany, en entrevista con Dimensión Deportiva de Radio La Discusión.

“Desde un principio teníamos claro el objetivo de subir y no es menor estar todo el año puntero, hace años que no se veía eso. En lo personal el balance es positivo, pero el plantel es el que hace que uno resalte porque este título es de todos. En un año complicado supimos sacarlo adelante acostumbrándonos a jugar dos o tres veces por semana. También nos afectó la cuarentena del plantel que complicó la preparación y recuperación del plantel. Jugamos seis partidos en 12 días y el equipo, a pesar de un bajón, lo supo enfrentar bien y ganar el premio mayor”, agrega.

Campusano repasa la campaña y cree que los triunfos ante Rangers y Barnechea consolidaron la ilusión del título.

“Ante Barnechea íbamos perdiendo y ellos se jugaban como final y supimos darlo vuelta. Ante Rangers, fue lindo porque nos podían alcanzar y nos vimos súper comprometidos, fue clave. La madurez que mostró el equipo fue importante para sacar adelante momentos complicados.

”, analiza el aguerrido jugador serenense y uno de los más queridos por la hinchada chillaneja.

Relación con García

Jovany Campusano (28), revela que la unidad del plantel y el manejo de grupo de Jaime García fueron vitales para lograr la meta.

“El plantel era súper alegre y cuando había que ponerse serio lo hacía. En los entrenamientos siempre se entregó. Este logro es de todos. Desde el que jugó menos al que jugó más. El profesor cuando nos descarrilábamos ponía mano dura. Nos vieron como el puntero, pero nos aterrizaba y nos pedía humildad, hay que jugar de chico a agrande, en un fútbol psicológico, porque el futbolista es muy apegado y sentimental. Por eso la ayuda del psicólogo y todo el cuerpo técnico, nos ayudó a sobrellevar la pandemia”, reflexiona.

¿Sigue el Chucky?

Consultado sobre su continuidad en el elenco chillanejo, el zurdo reconoce que espera renovar en el club.

“Hay que hablarlo con el club, ver primero el finiquito, pero abierto a conversar. Me recibieron bien, me he sentido como en casa. Toda mi carrera la hice en La Serena, pero vine para conseguir cosas. Trabajé duro y este año ha sido uno de los mejores de mi carrera y no me equivoqué en venir”, asegura Campusano, quien agradece el cariño del hincha.

“Agradezco el cariño que siempre me ha brindado la gente ya que eso también te hace jugar tranquilo. A veces, uno puede andar bien o mal, pero meter con todo o mojar la camiseta, no se transa. Cuando no se puede jugar, no se puede dejar de correr”, sentencia el incansable Campusano, quien este domingo, fiel a su estilo, dejará el alma en la cancha ante San Marcos de Arica, en la última fecha de un torneo que Ñublense selló hace dos fechas con el título y el ascenso.

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