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23 personas han rectificado su sexo registral en la región

“El año 2001 nació Javiera Constanza, quien era una niña que no se identificaba exactamente como una mujer. Mi mamá tenía el hábito de ponerme cachitos, falda o cosas súper coloridas y femeninas. Pero a mí desde chico me llamaban mucho la atención los carritos y los juguetes de niños”, relata Alejo Burgos, joven transgénero de 18 años, que a principios de enero realizó la rectificación de su nombre y sexo en las oficinas del Registro Civil de Chillán. “Me fui dando cuenta que yo no me sentía como niña, porque esto no es algo gradual. Tú naces siendo una persona trans”, afirma Burgos.

Alejo es una de las personas que desde la entrada en vigencia de la Ley de Identidad de Género, ha realizado la ceremonia civil de rectificación de sexo y nombre de pila en la Región de Ñuble. En total, son 23 las personas que han realizado el trámite, y hasta el 15 de enero, al menos 32 personas habían solicitado una hora para poder realizar el cambio.

Los interesados en la rectificación deberán solicitar hora en el Registro Civil, tras lo cual se realizará una ceremonia civil en la que deben llevar dos testigos que declaren conocer los efectos jurídicos que implica el cambio de sexo y nombre de pila para el interesado. Finalmente, según cumpla o no los requisitos legales, el Servicio de Registro Civil podrá acoger, rechazar o declarar inadmisible la petición de rectificación. Si la solicitud es acogida, la persona podrá obtener un nuevo documento de identidad y viaje.

A este proceso solo pueden acceder aquellos que son mayores de 18 años y que no tienen un vínculo matrimonial vigente, los cuales para solicitar el cambio deben concurrir a los tribunales de Familia.

El director del Servicio del Registro Civil de la Región de Ñuble, Carlos Villanueva, asegura que las 24 oficinas regionales están habilitadas para la realización de la ceremonia. “Como Registro Civil estamos integrados a lo que es la ciudadanía, que son estos cambios que la misma comunidad ha solicitado. Nosotros estamos al pie de esta atención, con los brazos abiertos a todos los que quieran realizar el cambio de identidad de género”, expresa Villanueva.

“A los 12 años yo ya estaba realmente seguro de lo que era y se lo dije a mi padres. El día que tuve que hacer el cambio de nombre, ellos fueron mis testigos y hasta el día de hoy ellos me siguen apoyando”, declara Alejo Burgos.

Thomas Medel fue el primero en realizar la ceremonia civil de cambio de sexo y nombre en Ñuble. Aun no recibe su carné de identidad, por lo que está en espera de la rectificación, el cual se le hizo aun más necesario tras ser víctima de un robo con violencia días atrás. “Tuve que ir a hacer los trámites a Carabineros y todavía salía el otro nombre. Debí contarles la situación y que en un par de días más debería cambiarse mi nombre en todas las instituciones automáticamente. Ellos no iban a saber si era la misma persona. Se complicaron”, relata Medel.

Yoko Ruiz, esteticista y música, realizó su ceremonia de cambio de nombre y sexo el pasado 14 de enero. Los últimos 3 años los vivió en Concepción, volviendo a Chillán al momento de terminar sus estudios. “Yo en Concepción me descubrí. Es una ciudad muy joven. Llego a Chillán, y noto una población de mayor edad. Las personas mayores ya se cerraron y no están dispuestas a aprender que hay más realidades viviendo junto a ellas”, afirma Ruiz. “La realidad de Chillán y Concepción es muy diferente, porque acá en Chillán tú te puedes poner el pelo de un color y la gente te mira raro”, concuerda Alejo Burgos.

Thomas, Alejo y Yoko relatan que dado el largo plazo para la entrega de sus carné, su día a día no ha cambiado significativamente. Sin embargo, Juan José Jiménez, presidente de la organización Trans Ñuble, ha notado un cambio de actitud en quienes se acercan a sus actividades públicas. “La gente se acerca a preguntar qué es la diversidad en sí. Porque la gente conoce a los gay y a las lesbianas, pero las personas trans son un poco más desconocidas”, afirma.

Las organizaciones civiles en defensa de la comunidad transgénero de la región, Iguales y Trans Ñuble, concuerdan con los beneficios que ha traído la entrada en vigencia de la ley. “La ley de identidad de género viene a mejorar la calidad de vida de las personas trans, en el sentido de que por fin el Estado reconoce la diversidad de identidades, promoviendo el trato no discriminatorio”, declara el abogado Alen Alegría, coordinador regional de Fundación Iguales Ñuble.

“En el tema del nombre, a veces tú vas a pedir trabajo y te ven como un hombre, pero cuando tú muestras tu cédula ven a una mujer. Por lo mismo, de la comunidad de las diversidades sexuales, los trans somos los más vulnerables. Eso ya no pasará”, expresa Juan José Jiménez, presidente de Trans Ñuble.

Aun con la entrada en vigencia de la Ley de Identidad, todos los entrevistados resaltan el más reciente logro para la comunidad trans de la región: el policlínico trans en el Hospital Herminda Martín. A través de la Mesa de la Diversidad Sexual convocada por el Servicio de Salud de la región, en la que participan Trans Ñuble e Iguales Ñuble, durante la primera semana de enero, el hospital inauguró el programa de Identidad de género, el cual reorganiza los recursos, principalmente profesionales, para entregar atención integral a las personas trans. El objetivo es reducir las barreras de acceso al sistema de salud a las que muchas veces están expuestos. “Los profesionales que había en el hospital no estaban informados de nada sobre el tema de las personas trans, ni siquiera para tratamientos hormonales. Así que me parece muy bien que se haya avanzado, porque acá ya es región y es necesario un apoyo tanto sicológico como médico para todas las personas que van a comenzar una transición”, comenta Thomas Medel. El policlínico es el numero 15 a nivel nacional.

Lo que falta

“Nunca pude expresarme como quise. En la adolescencia, me di cuenta que no encajaba ni como hombre ni como mujer, me incomodaba ser uno o ser el otro. Encontré por Internet el término no binario, y me di cuenta que era válido no ser hombre ni mujer. Desde ahí que me designé a mí misme no binarie”, relata Yoko Ruiz. Elegir realizar la rectificación de sexo y género le tomó tiempo, dado que entendía que iba a ser obligada a elegir un entre las opciones F (femenina) o M (masculina). “Es algo que te vas a cambiar, es algo que va a estar contigo por toda la vida. Pero finalmente lo decidí porque me acomodaba llamarme Yoko, y porque me siento más yo”, afirma Ruiz. Su nombre, explica, significa “hombre”, pero es usado por las mujeres japonesas. Alejo Burgos resalta que este es un problema que afecta a otras minorías dentro de la comunidad trans, como son las personas intersexuales; aquellas que nacen con órganos sexuales masculinos y femeninos.

Trans Ñuble, Fundación Iguales y los entrevistados, integrantes de estas organizaciones, concuerdan en que la mayor necesidad es la integración de los mayores de 14 años en la Ley de Identidad de género. En la actualidad, quienes estén dentro de este grupo y desean realizar el cambio deben solicitarlo en los tribunales de Familia, alcanzando un costo económico mayor.

Alen Alegría, coordinador de Iguales Ñuble, afirma: “esta normativa deja fuera a los menores de 14 años, obligándolos a pasar por circunstancias discriminatorias, al no ser reconocida por el Estado su identidad de género. Por ello, consideramos que este sería el punto de base para comenzar a hablar de igualdad de derechos para la comunidad trans”.

Yoko concluye: “la gente no tiene noción de lo que es ser trans, de cómo nos agreden y de lo difícil que es vivir nuestra vida. Necesitamos aceptación”. 

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