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1988 y 2020: plebiscitos marcados a fuego por la historia reciente

Hoy se conmemoraron treinta y dos años de la realización del plebiscito del “Sí” y el “No”, mediante el cual el país pudo retornar a la democracia después de 17 años de dictadura.

La histórica jornada del 5 de octubre de 1988, en la que se consultó a la población si quería que Augusto Pinochet se quedara en el poder por ocho años más, y en que ganó la opción “No”, fue el primer proceso electoral realizado con garantías y registros electorales desde 1973, cuando se efectuaron las últimas elecciones parlamentarias.

Para el abogado y académico de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concepción, Alfonso Henríquez, más allá de las diferencias que puedan existir con el actual proceso plebiscitario constitucional, es posible establecer un cierto paralelismo entre ambos.

“En el plebiscito del ‘Sí’ y el ‘No’, la ciudadanía tuvo la opción de decidir el camino que creía mejor para el país, algo similar a lo que sucederá el 25 de octubre. El simbolismo de esta última elección resulta, además, evidente, puesto que de ganar el Apruebo, se allanará el camino para poder poner fin a la Constitución de 1980, uno de los grandes legados de la dictadura, cerrando con ello un largo ciclo histórico”, afirmó el académico.

Por otro lado, dijo, “el plebiscito de 1988 permitió la transición pacífica hacia los gobiernos de la Concertación, otro gran hito, mientras que el acto eleccionario que se vivirá este mes, debería permitir el paso hacia una nueva forma de hacer política, marcada por una mayor apertura hacia la participación ciudadana y la necesidad de construir acuerdos”.

Para la politóloga y académica de la UdeC, Jeanne Simon, existen también ciertas semejanzas entre ambos procesos electorales, pues “el país sigue dividido entre los que apoyan la dictadura y los que la rechazan, aunque claramente hay matices”, dijo.

Por la pandemia y las redes sociales, añadió, “se ha cambiado la manera de organizar las campañas. El distanciamiento físico afecta la movilización del electorado, a pesar que podemos expresarnos libremente, en contraste con 1988. Además, tanto el Apruebo como el No, implican el inicio de un nuevo proceso y mayor apertura. Hoy hay mayor diversidad de posturas, en contraste con 1988, cuando había mayor unidad al interior de cada una de ellas”, aseveró Jeanne Simon.

“Adiós Pinochet, adiós general”

Desde el mundo político, el concejal DC por Chillán, Patricio Huepe, cree que la primera similitud entre ambos procesos, “se podría resumir como ‘Adiós Pinochet, adiós general’. La actual no es la Constitución de Ricardo Lagos. Solo se pudieron hacer las modificaciones que la derecha permitió. Su origen, al igual que el régimen cívico-militar, es ilegítimo. Una segunda similitud, es que se abren caminos. Hace 32 años tuvimos la oportunidad de comenzar a cambiar la historia de Chile, nuestra historia. Lo hicimos con cierta incertidumbre respecto de lo que vendría y cómo sería el después, pero con mucha fe y paz, sin violencia, sin odio, con unidad de propósito. Hoy se abren caminos para construir nuestra casa común, en paz y sin violencia, pero también con unidad de propósito, la gran mayoría”, afirmó.

La gran diferencia, a su juicio, es la mística.

“En 1988 trabajamos meses en forma voluntaria –como coordinador en Ñuble de la ‘Cruzada por la Participación Ciudadana’-, con abogados, representantes de partidos e independientes; promoviendo la inscripción en los Registros Electorales, el voto informado y velando por la transparencia del proceso (formando apoderados y llevando un conteo paralelo y rápido de algunas mesas claves). Hoy, siendo una votación trascendental, ojalá podamos los y las mayores, transmitirles a los más jóvenes la confianza que tuvimos hace 32 años, y retomemos los caminos de compromiso con avanzar democráticamente en la construcción de una mejor sociedad. Esa construcción democrática requiere acuerdos, y el primer gran acuerdo es tener una Constitución que convoque, que nos una, que permita construir un país más justo y un planeta en que puedan seguir viviendo nuestros nietos(as)”, sentenció.

Distinta visión tiene el consejero regional, Javier Ávila.

“En 1988 había dos visiones. Hoy hay visiones distintas, distintos ángulos para analizar distintos hechos. Hay distintas miradas y expectativas del proceso, y sin que parezca una mirada personal respecto de éste, hace 32 años había claramente una mayor efervescencia y ambiente de participación. Hoy, objetivamente, no lo hay”, manifestó.

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